Condenada
13
Última GotaAdara no estaba segura del motivo del afán de su padre por realizar la gala que habría esa noche. Barton, el representante de la Princesa Judith, llegaba a la fortaleza y Lord Luther había insistido en que debía ser recibido propiamente. Para ella, ese propiamente, no tenía fundamento, ya que Barton en realidad no pertenecía a la realeza, solo la representaba; siquiera era de Sangre Azul.
Ella tampoco lo era, pero ella sí que era parte de la nobleza.
Claro, nada de eso tenía gran importancia cuando de un individuo con la jerarquía de Barton se trataba. No se llegaba a ser representante de uno de los Matualeos sin algo que le hiciese sobresalir entre sus iguales y, aunque detestaba tener que admitirlo, en el caso del hombre se trataba de una destreza envidiable –para cualquiera menos para ella– en el arte de la caza, tanto de bestias como de traidores, y una gran labia que lo declaraba como el perfecto político.
Así que el motivo por el cual la princesa desdeñaba el estar desplegando los protocolos más ostentosos por ese hombre no tenía nada qué ver con que se lo mereciese o no; era más personal.
Después de todo, desde chicos Barton siempre había sido un vanidoso con delirios de grandeza que aprovechaba cada oportunidad que tuviese para pavonearse, ¿y qué mejor oportunidad que presumir toda una gala que se organizaba en su nombre?
Para colmo de males, no podía escaquearse bajo la excusa de una cacería, pues su padre ya había exigido su presencia en la ceremonia sin cabida a réplicas.
—Por si fuese poco quiere que me presente, y cito: «con el mejor atuendo que una princesa pueda lucir». —se quejó, caminando a paso enérgico por los pasillos hacia la salida este de la mansión en compañía del Teniente, que aprovechaba su rato libre entre la supervisión de la preparación de los soldados para esa noche para hablar con ella.
Aunque la conversación que él tenía en mente cuando la princesa se apareció a pedirle –más bien ordenarle– que le acompañase a las mazmorras no se basaba en descontentos sobre su colega-rival, la gala a nombre del mismo y su progenitor.
—No deberíais tomarle tanta importancia, no lo dice por Barton, lo dice porque es lo que se espera de la hija de Lord Luther para recibir al representante de la Princesa Judith. —West intento apaciguarla, viéndolo desde un punto de vista más protocolar que la hija mayor del Lord.
—Lo dice por Barton, West. —contradijo Adara, muy segura de sus palabras; ¿cómo era que, con tantos años sirviéndole, el Teniente no terminaba de conocer a su padre? — ¿Creéis que a mi padre le importa si me presento con el vestido más fino o con la armadura a la gala para un Delegado? Pero el cómo me vea ante un buen partido es otra historia. —gruñó, rodando los ojos con verdadero hastío.
— ¿Decís que quiere casaros con Barton?
No era una idea nueva. Lord Luther siempre había tenido el sueño de casar a su primogénita con un hombre respetable de la alta sociedad vampírica, que le diese a su nombre aún más notoriedad de la que ya tenía. Adara le había dejado conservar esa ilusión, soñar no hacía ningún mal.
Pero el hecho de que ahora estuviese maniobrando para cumplir sus ideales para ella con Barton era algo que no podía tolerar. Aunque tampoco oponerse.

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Condenada
Hombres LoboPRIMER LIBRO A mediados del siglo XV, los Licántropos estaban al borde de la extinción. La campaña de cacería contra las bestias era muy exitosa. Los Vampiros eran señores de casi todas las tierras y los humanos debían pagar con plata u hombres...