¹ 𝐓𝐖𝐈𝐒𝐓𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | Klaus Mikaelson ✓

vi. fruit of the poisoned tree

capítulo seis: fruta del árbol envenenado

No había dolor, no habían lagrimas. 

Solo una gran tristeza. 

Eso era lo que ocupaba mayormente a la bruja. Durante gran parte de su vida consideró a los Deveraux como su familia, a los únicos a los cuales verdaderamente les importaba su bienestar. Sin embargo, ahora oficialmente era huérfana, de nuevo. Algo en ella se rompió en ese momento al saberse sola en el mundo, era como las pesadillas que llegaba a tener de cuando era pequeña, pesadillas que eran espantadas por Mariane Deveraux cuando esta le cantaba a la misma Alexandra al despertarse. Ciertamente ahora le venían esos momentos, aquellos recuerdos en los que había sido feliz. No obstante, no podía ser tan crédula, no todo había sido felicidad, luego de la muerte de ambos quedaron ellas tres contra el mundo entero y quizás en ese momento es cuando todo se vino cuesta abajo, o eso era lo que pensaba la bruja en ese momento.

Juntó sus piernas más a su pecho mientras su cabeza reposaba sobre ellas. La joven miraba por la ventana la plantación de manzanos que se encontraban dentro de la propiedad, últimamente era lo que se pasaba viendo cuando despertaba y el sueño se le espantaba, lo que sucedía en las últimas madrugadas, en ese momento era cuando cerraba los ojos escuchando la voz de Mariane. Tomó una inhalación para palpar su pecho en busca de la prenda que la hacía calmarse —de alguna forma— no obstante, se extrañó al no tenerla atada a su cuello, la bruja se colocó de pie para ver dentro de su camisa esperando que se hubiese desprendido pero no fue así por lo que empezó a buscar en el resto del dormitorio con la esperanza de que la hubiese dejado en algún lugar.

Niklaus podría decir que se hallaba sorprendido, su hermano dando ordenes era extrañamente agradable. Por primera vez, había otra persona al mando, no obstante eso no dejaba de darle un mal sabor de boca, sobre todo después de la noche anterior cuando lo escuchó hablar con Alexandra. El híbrido quería bufar en ese momento, su hermano no había podido mantenerse alejado de la doble, era como la abeja en la miel. Lo sabios decían que las historias están condenadas a repetirse, sin embargo, Niklaus no esperaba ni mucho menos quería eso. Él tenía planes para con la bruja, su hermano no podía ni iba a ser un obstáculo para ellos. Sin embargo, ahí se hallaba obedeciéndolo.

La puerta se encontraba entreabierta cuando este escuchó los ruidos provenientes de la misma por lo que la empujo con la mano izquierda mientras se hacía paso dentro del dormitorio notando como estaba todo revuelto. Niklaus tenía el entrecejo fruncido al ver aquel desastre, sin embargo, su rostro se suavizó al ver la figura de la bruja saliendo del baño.

—¿Te encuentras bien, amor? —interrogó el híbrido observando como Alexandra ni se había inmutado a verlo. Ella ni si quiera se sobresalto, solo parecía estar en búsqueda de algo, más el Original no sabía con precisión de que se trataba.