¹ 𝐓𝐖𝐈𝐒𝐓𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | Klaus Mikaelson ✓

i. girl in new orleans

capítulo uno: chica en nueva orleans 

Horas antes

El líquido pasó tan rápido que ignoró el ardor que había experimentado las veces anteriores. Se podía decir que llevaba sentada en aquel sitio por más de cuatro horas, los primeros minutos esperó por un mensaje que expresara una disculpa por la persona que se había retrasado, cuando eso no sucedió durante la segunda hora esperó por una llamada por parte de la policía declarando que la persona a la cual esperaba había sufrido un accidente. Pero para la cuarta hora, en la cual se encontraba, solo esperaba que un destino mucho peor le hubiese sucedido para que no apareciera en aquella cita. 

Bufó.

No sabía porque le extrañaba aquello, cuando recibió la llamada hacía dos días ya, dudo en asistir. Alexandra Lowell tenía que admitir ese sentimiento, si no es al resto del mundo, tenía que ser a ella misma. Pero lo que la convenció finalmente fue la petición que le hizo el solicitante de aquella cita, cosa la cual cabe destacar que fue lo que más capto su atención. Su hermana no era una persona de suplicas.

Por lo que no dudó en volver a Louisiana para averiguar de que trataba toda aquella treta. Eso no significaba que ella no fuera una persona de familia, pero no lo era de tiempo completo, únicamente cuando era conmovida al ver que sus hermanas estaban en serios problemas. 

Para ella, este se catalogaba como uno de esos momentos.

Sin embargo, eso no quitaba el hecho de que la habían dejado plantada durante más de cuatro horas. En otras circunstancias quizás se habría marchado dejando olvidado por completo el tema pero algo le decía que esta vez era muy diferente, era más un sentimiento que algo lógico. Pero eso bastó para que ella se quedará en la taberna durante más tiempo del esperado.

Alzó la mirada en busca del cantinero que la había atendido, era lindo y cortés, desde que ella había arribado él se había encargado de atenderla, le daba unas cortas pero coquetas miradas. Ella no dudo en sumarse al juego alegándose que debía entretenerse con algo o en este caso, con alguien, para poder pasar el tiempo. No obstante el joven desapareció de su campo de visión cuando dio por terminado el cuarto vaso, miró a su alrededor notando que empezaba a llenarse el sitio por lo que volvió la mirada hacía la barra en busca del chico con la creencia de que este estaría ocupado, quizás coqueteando con otra que no perdiera el tiempo, siendo una de las conjeturas que armó.

—¿Más tequila?

Cuando despegó la mirada del vaso para fijarse en la persona que le habló, algunas cosas llamaron su atención: el delantal oscuro que portaba, el pequeño cartel, y por supuesto, una botella del licor ofrecido en la mano izquierda.