O2

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El sol estaba en lo alto, su mochila colgaba de sus hombros y la pegaba a su espalda jalando de su correa, era muy pequeño y por lo tanto el ir saltando mosaico a mosaico no era raro.

Su vecino y mejor amigo tenía la mano estirada hacía Jungkook, la precaución instalada y latiendo en su pecho.

─ ¿Crees que tu abuela te deje jugar en mi casa? ─ Preguntó el niño saltarín.  ─ Papá me compró un nuevo juego de mesa para que podamos jugar.

Su vecino tomó su brazo e impidió que cayera, cuando el distraído Jungkook había fijado su mirada en él y casi cae al tropezar con un desnivel en el suelo. Las cejas negras de de su vecino se juntaron y suspiró cuando Jungkook sonrió.

─ No creo, Jungkook-ah. Tengo que ir a buscarle y luego regresar con ella a casa, dijo que estaría haciendo las compras para cuando yo saliera de el colegio.

Jungkook juntó sus labios en un puchero y se giró para seguir caminando, lo entendía, la abuela de su amigo ya estaba muy grande y eran los únicos familiares el uno para el otro, aún así, su familia y la abuela de su vecino se caían muy bien. Han compartido muchas navidades y cenas juntos.

De pronto, un fuerte estruendo se escuchó e hizo saltar a ambos niños, Jungkook miró a su vecino mientras que el otro miraba al extraño hongo de luz y humo que se extendía por el cielo.

─ Debes ir a casa, Jungkook. ─ Dijo su mejor amigo despegando la mirada del extraño fenómeno y observando a la gente que comenzaba a inundar la calle, luego las alarmas de coches y otros sonidos comenzaron a reproducirse. ─ Y yo a buscar a mi abuela.

Jungkook fue jalado de la muñeca y sus tenis de color rojo comenzaron a moverse con pasos rápidos y torpes, por suerte no estaban tan lejos de sus casas, que prácticamente vivían el uno al lado del otro e iban a la misma escuela.

Jungkook subió a su pórtico y se acercó a su puerta, miró a su vecino desde la banqueta, atrás de la cerca, sonrió meneando su mano de lado a lado y abrió la puerta de su casa con las llaves de las que colgaba un llavero de pollito.

Cuando entró, todo estaba oscuro, a excepción de la sala, donde luz se reflejaba en las paredes y cambiaba de tonos, Jungkook se dio cuenta que era la televisión y sus padres estaban sentados frente al mismo.

─ Volví. Hubo una explosión y una nube muy rara cuando volvía a casa, fue extraño.

Ambos adultos miraron al muchacho cruzando la puerta y lo hicieron sentarse en medio de ellos, todos abrazados y mirando la película que se reproducía en el televisor.

─ Todo está bien, cariño. No es nada, seguro un avión o algo así. ─ Dijo la madre, acariciando la mejilla del menor.

─ ¿Cómo te fue en el colegio? ─ Preguntó esta vez su padre.

─ Bien, muy bien, veníamos jugando.

─ ¿Tú y bebé?

Su madre ya tenía la costumbre de llamar así a su mejor amigo, el día del cumpleaños del mismo le habían puesto tantos apodos todos, que Jungkook estaba celoso de no poder darle uno, así que soltó un "Bebé" sin más y quedó. Siendo la vergüenza para ambos menores pero las risas para los adultos.

─ Sí, pero fue a buscar a su abuela al súper.

─ Teniendo once es muy maduro para tan pequeño que es. Me sorprende.

Jungkook con diez años asintió eufórico, admiraba a su mejor amigo.─ ¿Llegaste temprano hoy? ─ Preguntó el niño mirando a su padre.

─ Sí, no hubo mucho trabajo y así podía estar con mi familia y... ¡El monstruo de las cosquillas!

Power | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora