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Había demasiado ruido, todo iba lento y rápido a la vez, estaba asustado, porque su corazón lo escuchaba en sus oídos y todos los latidos del corazón de las personas alrededor de él hacían un bullicio que comenzaba a hacer doler su cabeza. Podía sentir su respiración irregular por más que tratara de permanecer tranquilo ante lo que ahora se había convertido el villano.

Su mente estaba ocupada por le necesidad de proteger, de que Jungkook estuviera bien, de recuperar el bolso de la madre de Jungkook. Pero era una situación ridícula, estaba ahí entre tanta gente, con un ridículo disfraz de nieve que había improvisado tratando con un mutante loco que podía partir cosas a la mitad con su brazo y volver el otro tan pesado que rompía el asfalto.

No era el bolso, era que estaba creando un caos cerca de él, de donde estaba su gente. Era que lo que tanto decían en las noticias, de lo que tanto se quejaba en exagerados noticieros, estaba ocurriendo de verdad y eso no estaba bien, no le gustaba el desorden en lo absoluto, tanto en su vida personal como en las que le rodeaban. Y este hombre era culpable del desorden.

Estaba desconcertado con lo que hacía, pero no se sentía mal por tomar aquellas decisiones.

El hombre estaba a unos pasos, mirándole con desprecio, se sacó la capucha y escupió en el suelo, era mayor que él por unos diez años por lo menos, tenía un aspecto deplorable, los huesos de su afilado rostro se notaban y su piel había cambiado de color solo en el rostro a un intenso plateado.

─¿Y tú quién eres para impedirmelo? ─pronunció el hombre.

─No soy nadie y tú tampoco, regresa lo que has tomado.

─¡¿Y para qué?!, ¿por qué proteges a esta gente que te tiene miedo y está dispuesta a tirarte al fuego?

Jimin miró alrededor, los ojos estaban puestos tanto en el hombre de capucha como en él y si, el horror bañaba los rostros de las personas, porque no era un chico contra un hombre por defender honor, eran dos mutantes, dos seres peligrosos en medio de muchas personas, siendo que muchas de ellas estaban heridas. Podía escuchar el sonido de números siendo marcados, voces llenas de angustia recitando al lo que estaba sucediendo.

Le tenían miedo.

La tenían maldito miedo.

Flaqueo uno segundos, retrocediendo unos pasos con su cabeza yendo a todas partes en fracciones borrosas donde concentraba su mirada en los rostros asustados. 

El de cabellos blancos sintió un movimiento del hombre, su brazo afilado se había movido contra él para partirlo a la mitad, una sonrisa estuvo en sus labios del de brazo metálico cuando escuchó gritos, pero no había un rojo intenso cubriendo el suelo y la cuchilla, aunque si había un peso extra en aquella. Su mirada se deslizó por el filo hasta estar en unos pies descalzos, el chico estaba agachado cargando todo su peso sobre la punta de la cuchilla.

─¡¿Cómo carajos?!

Jimin movió su pierna, pateando la cara del hombre y logrando que este cayera al suelo al mismo tiempo que el de camellos blancos saltaba hacia atrás y caía de pie.

─¡Váyanse de aquí! ─gritó ─, ¡pónganse a salvo!

La gente estaba demasiado asustada para moverse, el menor se acercó para intentar ayudar pero las personas retrocedieron y él volvió a flaquear.

No quería que le tuvieran miedo, no quería que le miraran de esa manera.

Sus orejas comenzaron a retumbar, la cabeza le vibraba y sentía una necesidad extraña, de pronto sus pensamientos no eran solo suyos y rebusco entre la gente hasta encontrar el rostro de Jungkook, las mujeres adultas no estaban por ninguna parte.

Power | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora