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Los estudiantes iban de un lado a otro con bolsas de comida, charolas y productos en sus manos, él cargaba su comida en la mochila, Jimin le había pedido llevar los toper en dirección a la cafetería. No tenía ni idea de porqué, ellos siempre comían juntos en el auto cada receso, solos, alejados de todos, sin el bullicio. Sin embargo, antes de iniciar el receso, Jimin le había dado indicaciones claras y a pesar de sus quejas, estaba ahí buscando una mesa libre en lo que su novio llegaba.


Se sentó en una mesa vacía, aún no eran ocupadas todas, poniendo su mochila sobre la mesa, sacó los toper de aquella y abrió el suyo, bendita abuela de Jimin, ¡les había hecho sushi a ambos. Jodida suerte, sonrió gustoso.

Pronto el bullicio comenzó a hacerse presente, cada quien en su royo, él estando solo mientras esperaba a Jimin, su cuaderno estaba junto a su comida, estudiaba para el examen que tendría y en el que debía sacar diez. No importaba cuanto se esforzaba, aunque estaba en el cuadro de honor como su novio, no podía sentirse más fuera de lugar ahí, no era tan listo, no se consideraba de esa manera.

Sintió que era rodeado por el cuello, pero se quedó quieto porque no miraba los brazos en él, escucho un susurro en su oído.

─Voy a vengar tu honor, amado mío.

─¿Jimin, qué?

Los brazos dejaron de rodearle cuando sintió un suave beso en su mejilla, buscó con la mirada rastros de su chico que no se veía por ninguna parte.

"¿Es que estás siendo invisible?"

"Oh, si, bebé."

"¿Por qué?"

"Ya dije."

Sus cejas se juntaron, teniendo un intento fallido por encontrar a su chico cuando era invisible. Pero sus ojos se movieron velozmente hacia donde la chica que le sacaba de quicio estaba. Ella iba caminando con una charola en sus manos, con la comida revuelta en su plato y en el suelo, su licuado verde estaba sobre su ropa de marca. Ella comenzó a quejarse y todos le miraban como de costumbre, pero se burlaban de ella.

Comenzó a moverse como si tuviera ratas o gusanos dentro de la ropa, reía y se quejaba, nadie la estaba tocando pero ella se movía como si así fuera. De un momento a otro en el que intentó alejarse de quien le atormentaba, caminando sin control y resbalando en ello, cayendo al piso y tirándose encima una charola con comida al intentar agarrarse de alguien, toda la pasta estaba en su cabello, la salsa de tomate en su cara y la malteada en estos dos.

Joder.

Todo se quedó en silencio, Jimin apareció por la puerta con una sonrisa, caminó hasta donde estaba ella, con rostro prepcupado se inco un poco. Ella le miró esperanzada, con una sonrisa.

─¿Estás bien?

─Si, yo... ─respondió ella, pero fue interrumpida.

─No te preguntaba a ti ─habló él y miró a la chica de la malteada, la que se la había tirado cuando Jungkook estaba en el auto ─ ¿Estás bien? ─ella asintió y él miró a la chica en el suelo ─, se llama karma, Bitch.

Jimin movía sus labios pero ya nadie podía escucharle, estaba confundido, habían risas y Jimin se levantó caminando en su dirección, se sentó como si nada junto de él y lo atrajo a sus brazos mientras lo besaba. Jungkook quedó sin aire.

Las personas siguieron como si nada después de celebrar cuando la bruja pretenciosa salió corriendo con el corazón herido por el amor no correspondido de un chico gay.


Power | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora