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Miraba a la ventana como si de pronto su novio fuera a pasar por la habitación, como si de pronto saliera de la ducha y cruzara por la zona de la ventana para poder vestirse, regresaría hasta la ventana mostrando su pecho desnudo y le gritaria "Jungkook, haz tu tarea y deja de ser un pervertido". Eso es lo que haría Jimin y después  se reiría mientras el menor estaba avergonzado.

Apesar de pensar en eso no pudo despegar la mirada de la ventana de su chico, ¿su ex chico?, no acordaron en terminar, él tenía que regresar, ¿no?

Habían pasado semanas desde lo ocurrido, casi dos meses, Jimin no se había aparecido por ningún lugar conocido para ellos, lo había ido a buscar incontables veces en sus lugares favoritos; cada tarde después del colegio, subía al auto de la abuela de Jimin, viajaba de la escuela a la playa y permanecía ahí, sentado en el tronco sobre la arena, mirando el mar hasta que se comía al sol y tenían que regresar a casa.

Tenía que aceptar que su vida había cambiado, pero no dejaba de pensar que tal vez, si entrenaba bien sus poderes, podría buscar a Jimin, encontrarlo y estar juntos. Y probarle al mundo que él no era un asesino.

Ese día su chico había huido por el miedo y la ira, sus ojos lo habían reflejado tan mal.

Involuntariamente tocó la zona en donde el hielo de su chico había quemado, no había cicatriz ni nada parecido, pero podía sentir el hormigueo al pensar en ese día. Si no fuera mutante, seguro había una cicatriz ahí.

Bajó la mirada, observando su cuaderno, tratando de estudiar los temas que había dejado de lado al fingir que tenía amnesia temporal. Finalmente, eso había sido de ayuda, habían olvidado el tema y cualquiera que quisiera decir o hacer algo contra el menor la tenía sentenciada.

Aún así, Jungkook no es que les prestara atención, no quería hacerlo, quería defender a Jimin a toda costa pero eso solo atraería más la atención a ellos. Agentes de Siren ya habían ido a su casa para hablar tranquilamente -como excusa-, para ver si de casualidad Jimin no había estado en su casa -querian saber si lo ocultaban- y eso lo puso peor. No tenía tanta suerte al respecto.

Habían dejado el tema de Jimin en la preparatoria, como si hubiera muerto, ya no ponían nada en su casillero, el menor había sacado las cosas de su novio antes que las tiraran. Aún que desocupo el casillero, no habían dado aquel a nadie.

Lo que más le dolió, fue cuando sacaron a Jimin del primer lugar en el cuadro de honor, también en algunos premios escolares en los que estaba tanto en deportes como intelectual, no era como si estuviera muerto. Si Jimin hubiera fallecido lo relucirían, era más como si hubiera traicionado a la nación, cuando el ser mutante nunca fue algo que el mayor eligiera.

No había sido su culpa.

Tomó entre sus manos el collar que Jimin iba a darle, el mayor lo tenía en una caja dentro de su casillero, con sus iniciales grabadas en un corazón que parecía ser de enredaderas de metal. Era precioso. ¿Por qué no se lo dio?, le encantaba. Era un J y J enredado entre ramas de rosas entrelazadas entre sí.

También había encontrado una chaqueta del mayor, una que casi siempre usaba, era de mezclilla y a veces la cambiaba con una negra. Aún olía a él, estaba reposando en una silla, lejos de algún objeto que pudiera darle otro olor. No quería perder a Jimin.

Su olor era lo único que le quedaba de él en físico. Además de todos aquellos artículos curiosos de su habitación.

Escuchó a su madre acomodar los cubiertos en la mesa, ese click click que hacían los platos entre sí al chocar por llevar todos juntos, también el click que hacia cuando dejaba los cubiertos en la mesa. Su madre hablaba animadamente con su padre sobre algún programa de televisión.

Power | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora