Capítulo 23: It's all coming back to me

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¿Amiga que pasa? Pregunté cuando ví a Eugenia totalmente devastada. –Euge. Insistí ante su mirada perdida.

-Peter escuchó lo que te contó Nico a vos sobre Micaela. Dijo sin respirar.

-¿Cómo?, Ay esto está muy mal Euge. Dije angustiada mientras buscaba nerviosamente en mi cartera, pero cuando quise agarrar mi teléfono no lo tenía. –No tengo el teléfono. Le conté soprendida. -No puede ser, yo lo tuve todo el tiempo conmigo.

Pero un recuerdo me vino a la mente, en la calle alguien me había chocado y tirado el bolso. Hasta ese momento no me había dado cuenta de que se habían llevado el celular.

-¡No lo puedo creer! Exclamé enojada. -Me lo afanaron.

-Tranqui La, después sacás otro. Me dijo Euge sin entender la gravedad.

-No es ese el problema, Peter me iba a llamar y seguro que se preocupó cuando no lo atendí. Esbocé resignada. -Y ahora no sé dónde está, y me da miedo lo que pueda hacer. Admití en un hilo de voz mientras Eugenia me abrazaba de costado.

-Bueno, lo llamamos con el mío. Me convenció ella, intentando calmar mi ataque de nervios. –No atiende. Comentó levemente, previendo el impacto.

-Ay no, esto me da mala espina Euge. Dije con miedo, justo cuando ví entrar a Nico como una tromba, totalmente desencajado.

-¿Qué pasó Nico? Pregunté luego de abrazarlo amistosamente, él me miró y me transmitió lo que le pasaba.

-Es todo una mierda, no puedo más de la culpa que siento. Se quejó abatido. -¿Pasó algo más? Consultó al instante notando el clima tenso que había.

-Peter no aparece, y me da miedo. Le conté y su rostro se ensombreció.

-¿Qué pasa Nico? Dije alarmada.

-Peter me pidió la dirección de Micaela antes de irse. Confesó y yo sentí como un vacío me envolvía por completo.


-¿Qué hacés? Bajá eso. Pedí a Micaela con nerviosismo. Ella temblaba como una hoja, y el revolver oscilaba convirtiéndose en el principal protagonista.

-No lo voy a bajar hasta que no entiendas que quien te ama soy yo, no esa chica. Que yo daría todo por vos, y que nadie te va a amar como yo. Iba relatando mientras el revolver, aún fijado en mí, seguía captando mi total atención.

-Bajalo, yo se que vos no sos una asesina. Dije conciliador, intentando sacarla de su crisis de nervios y evitando la propia.

-Vos no sabés nada de mi, pero yo sé todo de vos y por eso te amo. Insistió con gruesas lágrimas recorriendo su rostro.

-Tranquilizate por favor. Le pedí acercándome un paso.

-Alejate, no te acerques más porque aprieto el gatillo. Me amenazó fuera de sus cabales. -¿Por qué tenemos que llegar a esto mi amor? Preguntó retóricamente, yo sólo podía pensar en lo miserable que había sido mi vida, esa que no recordaba pero que estaba reviviendo en ese instante.

-No tenemos que llegar a nada, si bajás el arma vamos a seguir hablando, pero por favor te pido, soltá el arma, por favor. Supliqué con media sonrisa, fingida pero sabiendo que haría su efecto.

Ella bajó apenas el revolver y  suspiré aliviado. Me acerqué lentamente, y retiré con delicadeza el artefacto. Ella lo soltó y se apoyó sobre la puerta, aún sumida en ese ataque de nervios.

-Que distinto hubiera sido todo si vos no perseguías a mi viejo, si nosotros no hubiéramos hecho que Lali se exiliara. Si te hubiera conocido antes. Reflexionó sentada, aovillada sobre su propio cuerpo.

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