Capítulo 26: El sentido

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Haber vuelto con Peter era algo que había soñado desde aquel día en que tuve que irme sin despedirme de la peor manera posible. Creía que él me odiaría por abandonar nuestra historia y tampoco creí que si volviera alguna vez él iba a seguir estando. Pero por suerte estaba ahí como siempre, y eso me llenaba el corazón.

De todas maneras desde mi vuelta todo fue muy complicado y nos costó mucho volver a encontrarnos. Eso todavía me rondaba, tenía una gran incógnita que esperaba resolver de una vez por todas.

Estábamos tomando algo en lo de Euge festejando que su juicio iba muy bien y estaba muy cerca de lograr la paz que tanto esperaba. Rochi estaba allí también, ya era parte del grupo y eso me hacía muy feliz.

-Brindo porque si todo sale bien se va a terminar esta pesadilla. Dijo Euge alzando su copa de vino en alto. Rochi y yo imitamos el gesto con una sonrisa.

-Brindo porque hace un año volvimos de España y me hacen sentir en casa aunque esté lejos. Siguió el momento Rochi y yo la abracé por un costado a la vez que Euge le guiñaba un ojo.

-Yo brindo por ustedes, mis hermanas de la vida que jamás me dejaron caer. Les agradecí mientras la voz se me quebraba un poco por la emoción.

-Ay, Lala se puso emocional. Exclamó Euge con exageración y las tres reímos antes de verme abrazada por mis dos amigas.

-Chicas, les quiero hacer una pregunta. Solté luego de un rato en esa sobremesa que se había extendido.

-Decinos Peti. Esa era Euge.

-¿Cuando yo volví Peter quería estar conmigo? Pregunté de repente y noté el desconcierto en sus caras.

-¿Cómo?, ¿Vos dudás de él? Quiso saber Rochi. Eugenia me miró esperando la respuesta a esa pregunta.

-No sé, en realidad yo siento que nunca me dejó de amar. Reflexioné en voz alta ante el asentimiento de ambas. -Pero cuando le pedí que se quede conmigo él me dijo que no podía y se quedó con Micaela. Rememoré con algo de dolor. Ellas se miraron porque las había dejado sin una respuesta clara.

-Mirá La, yo sé que él sufrió mucho cuando estaban alejados, aún estando con ella. Creo que deberías preguntarle a él que le pasó en ese momento. Me dijo conciliadora Eugenia.

-Pienso lo mismo, no hagas un mundo sin saber la verdad. Aconsejó Rochi y yo asentí porque sabía que tenían razón. Debía preguntarle a él, era el único que sabía lo que había pasado.

Luego de ese momento seguimos con las chicas hablando hasta el amanecer como hacía rato no lo hacíamos, la noche estuvo plagada de complicidad y anécdotas de todo tipo. Una de esas noches inolvidables y que hacían bien.

-Sí, Nico, las tengo acá. Dije a mi amigo del otro lado de la línea. -No sé si le voy a decir a Lali, no la quiero asustar.

-Peter, hacé como quieras pero ya pasó esto una vez y terminaste internado. Me dijo duramente para hacerme reaccionar y tragué el nudo que se había formado.

-Ahi viene Lali, después hablamos. Corté cuando sentí el sonido de las llaves.

-Hola, mi amor. Saludé a Lali mientras la veía entrar por el umbral y yo escondía con disimulo los papeles que estaba leyendo.

-Hola. Saludó ella sonriendo y se trepó de mis hombros para darme un dulce beso.

-¿Que hacías? Me preguntó despreocupadamente mientras iba a la habitación a ponerse cómoda.

-Nada, miraba algo de tele. Le mentí.

-Mi amor. Me llamó Lali volviendo al living mientras se acomodaba frente a mí en el sillón. -Necesito saber algo. Yo la miré expectante, intentando leer su expresión.

-¿Por qué después del juicio seguiste estando con Micaela? Soltó en un suspiro y yo la miré directamente a los ojos.

-La... Intenté comenzar pero ella me detuvo.

-Yo volví y me encontré con que estabas con alguien, eso me partió al medio. Me dijo con mirada triste y yo me quería golpear por haberla hecho sufrir así.

-Vos no sabías la verdad y la banqué porque no te podía reclamar nada, hasta que llegó el juicio y ahí supiste todo, pero seguiste con ella igual. Me recordó apenada, levantando la vista para encontrarse con mis ojos cargados de impotencia. -No entiendo. Concluyó amargamente.

-Lali. La llamé para que levantara la vista, me senté frente a ella y tomé sus manos.

-Yo me acuerdo de eso, ahora me acuerdo. Y sé que no te elegí y además te traté mal. Admití y noté que ella estaba llorando en silencio. -Pero todo eso tiene justificación, mi amor. Le dije con el tono que creía la haría creerme. Con el corazón en la mano.

-Antes de irme a Londres, después de nuestro beso. Recordé con media sonrisa mientras limpiaba sus lágrimas con el dorso de mí mano. -Antes de irme la fui a encarar para decirle que te amaba a vos y me quedaba acá.

Expliqué finalmente y ella sonrió, yo asentí levemente para que entendiera que esa era mi única verdad.

-Bueno, cuando fui ella se puso muy violenta y ahí me confesó que era la hija de Guerrini. Mi tono de voz era tenso al recordar ese momento.

-¿Cómo? Dijo Lali desencajada. ¿Vos te enteraste ahí?

-Sí, y por eso me alejé y te empecé a tratar mal. Admití con disgusto. -No quería que te hiciera nada La, ella había amenazado con eso y no podía permitir que te pasara algo. Le dije dulcemente y ella se hizo aún más chiquita.

-¿Por eso la elegiste a ella? Preguntó aún sin entender. Yo la miré con el ceño fruncido mientras negaba con la cabeza.

-Yo nunca la elegí, ni la elegiría a ella. Le recordé. -Vos sos el amor de mi vida. Solté con toda la convicción que sentía.

Lali me miró con los ojos brillantes y se sentó sobre mis piernas.

-¿Ves esto? Saqué las carpetas que había escondido un rato antes. Ella miraba atenta. -Estas son las pruebas definitivas para enterrar a Guerrini. Por esto yo perdí la memoria. Dije alzando en alto los documentos. -Micaela se enteró y me mandó a matar. Le expliqué a una Lali devastada ante ese relato. Yo lo decía por primera vez en voz alta y estaba sintiendo el peso de la realidad sobre mí.

-No, Peter, no la enfrentes. Me suplicó unos segundos después Lali aferrándose a mi cuello con fuerza.

-Lali, se metieron con lo que más me importa en la vida. Expuse en un hilo de voz mientras la miraba con ternura y seguridad, la que ella me daba. Lali me miró emocionada y acarició lentamente mi mejilla.

-¿Me prometés que te vas a cuidar? Pidió con voz ahogada y me morí de ternura.

-Te lo prometo. Afirmé para luego besar su cuello y sentir como ella temblaba levemente ante el contacto.

-No quiero que pienses más que algo de lo que hago no tiene que ver con vos, vos sos el sentido de todo para mí. Le aclaré sin dudarlo ni un segundo.

-Te amo. Me dijo emocionada y eso fue lo último que se escuchó entre esas 4 paredes antes de que Lali me besara y comenzáramos a deshacernos de nuestra ropa con destino a la habitación.

Ya era de mañana y el momento de enfrentarla había llegado. Lali dormía aún y yo me escapé a la cocina hablando en voz baja, aunque le había contado no quería involucrarla a ella, no otra vez.

-Sí estoy seguro, lo hacemos hoy y así, no me importa, nos vemos, chau. Dije a Nicolás a través del teléfono.

Tenía las pruebas pero el miedo que sentía no podía negarlo. Micaela era capaz de todo y yo estaba a punto de enfrentarla de la peor manera. Necesitaba recuperar mi vida y sabía que eso sucedería una vez que la verdad saliera a la luz. Por eso esa misma mañana pondría en marcha el plan que podría liberarnos definitivamente.

Necesitaba darle sentido a todo lo que había vivido. Y deseaba que todo saliera bien de una vez por todas.

Vivir intentandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora