Capítulo 19: Más que recuerdos

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2 meses del accidente de Peter habían pasado, un accidente que nos detuvo en el tiempo, que nos partió en dos. Todo lo que me sostenía había desaparecido, todas mis certezas eran incertidumbres y mi esperanza de volver a estar juntos se había perdido junto con su memoria.

Habíamos regresado de nuestra guardia periodística luego de pasar la noche en un hotel y que la tormenta nos hiciera dormir juntos, y yo lo había visto llorar. Esa imagen me daba vueltas y por eso necesitaba alguna respuesta.

Pero el se accidentó al día siguiente sin que pudiera preguntarle.

-Nico, ¿Se sabe algo del que chocó a Peter?

-Nada, Lali. Me dijo con bronca. La que sentíamos todos por lo que le había pasado a Peter.

-No puede ser que la saque barata quien hizo esto. Pensé en voz alta.

-Ya lo sé, pero ahora lo importante es recuperar a Peter. Intervino Euge. La miré y le sonreí apenas.

-¿Están seguros que está bien lo que vamos a hacer?

-Sí, La, Peter ama ese lugar, y quizás llevarlo ahí le produzca algo. Me explicó Gastón mientras tocaba mi brazo con dulzura.

-Dale, peti, ¿Que podemos perder? Esa era la voz siempre calma de Rocío.

Esa misma tarde íbamos a ir a un lugar muy importante para Peter -para nosotros dos- , la cabaña de su abuelo. Un lugar que visitamos muchas veces y dónde vivimos muchísimas cosas.

Los chicos querían reencontrarlo con esa casa para ver si despertaba algo en él. Yo mientras tanto batallaba con la cantidad de recuerdos que aparecían, mezclados con la tristeza de haberlo(s) perdido en la actualidad.

Tenía que ser fuerte y no dejar que la emoción me copara, nada bueno podía salir si Peter no entendía nuestra relación anterior. Y menos si le contara todo lo que ese lugar representaba.

-Vení, La, quiero que conozcas este lugar. Me dijo Peter mientras abría la puerta de una amplia cabaña, el lugar estaba todo revestido en madera y era muy cálido, era un hermoso lugar.

-Esta era la casa de mi abuelo, acá pasé gran parte de mi infancia. Me contaba mientras entrelazaba nuestras manos.

-Que lindo mí amor, ¿Y para qué me trajiste? Pregunté intrigada mientras miraba cada rincón del lugar.

-Porque te quiero preguntar algo. Me dijo mirándome con sus ojos más verdes que nunca. Yo me detuve y lo examiné lentamente, estaba con su sonrisa de siempre y con una  mirada expectante. -¿Querés que vivamos juntos, mi amor? -soltó, y yo sonreí abiertamente.

-¿Eso es un sí? Quiso confirmar aunque no hacía falta.

-Eso es un para siempre. Reforcé antes de besarlo dulcemente.

Estaba yendo a un lugar alejado de la ciudad por primera vez luego del accidente, miraba el recorrido intentando rememorar algo pero era inútil, nada se me venía a la mente. Iba junto a Nico, Euge, Gastón, Rochi y Lali. Micaela no era parte del viaje y por eso notaba que había otro clima entre todos. La tensión que había habitualmente entre Lali y ella ahora no era problema. Claro que notaba que Lali estaba incómoda ante su presencia, y eso me hacía mucho ruido. Si nosotros éramos amigos de toda la vida como me dijeron los chicos no entendía el por qué de muchas cosas, pero esta era la que más se llevaba mí atención. ¿Quién era Lali?

-Que lindo lugar. Esbocé mientras notaba la vista de los chicos clavada en mí.

-Es hermoso. Asintió Gastón.

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