Capítulo 4: espera

454 28 4
                                    


Era el cumpleaños de Eugenia, los 28 años la encontraban en plena lucha legal por lo que le correspondía, sabía que Nicolás un amigo de Peter era quien llevaba su caso y también que se llevaban muy bien. Demasiado.

-¡Amiga feliz cumple! Exclamé cuando ingresaba a su casa.  Rocío me acompañaba. Habían pegado muchísima onda con la rubia por suerte.

-Gracias La. Me dijo sonriendo dulcemente. –Pasen, Gastón y Peter están allá.

Y no sé si notó como tragué sonoramente ante su mención.

-¿Todo bien La? Me preguntó. Claro que lo había notado. -No puedo no invitarlo. Se excusó.

-Sisi todo bien. Mentí componiendo mi mejor sonrisa. –Vamos Ro. Dje mientras arrastraba a la rubia conmigo.

El asador había sido Peter, le salían increíblemente bien, y por eso era el encargado de cada asado que compartimos desde que éramos amigos. En la mesa estaban todos, Eugenia la agasajada, Nico, Peter y Gastón. Rocío que se había acoplado increíblemente, y Micaela, la novia de Peter. Claro que me sentía incómoda ante ella, pero nada podía hacer, era novia del amigo de la cumpleañera.

-La, ¿todo bien? Consultó Euge mientras buscábamos las ensaladas.

-Si Eugi. Afirmé sonriendo tímidamente.

-Por Micaela pregunto. Siguió la pregunta y yo solté la fuente y bajé la mirada, como si al escuchar su nombre hubiera sufrido un impacto.

-Si, si. Repetí simulando algo que no sentía.

-Perdoná, no le pude decir que no. Me dijo realmente apenada porque yo tuviera que soportar eso.

-Todo bien amiga. Eso es un tema mío, vos no tenés nada que ver, y es tu cumple. Le expliqué dulcemente. –Así que basta, vamos a comer el asado y a disfrutar. La tranquilicé abrazándola de costado.

El cumple seguía lo más bien, todos empezamos a compartir anécdotas de los años que nos conocíamos, que eran muchos. El primero fue Gastón.

–Cuando las conocí a estas dos. Dijo señalándonos divertido a Eugenia y a mí. -Eran dos siamesas masomenos, no se despegaban ni para ir al baño. Nos cargó provocando las carcajadas de los presentes.

-Callate, que vos con Juancito parecían hermanos separados al nacer. Desafié al rubio. Gastón rió fuertemente, yo como siempre no quería perder en nada.

-Tenés razón. Dijo recomponiéndose. -Pero ustedes dos, cualquiera que se les acercaba lo echaban como rata por tirante, era un grupo cerrado. Bromeó guiñando un ojo divertido, Rocío quedó tildada ante ese gesto.

-Bueno, bueno. Soltó Eugenia interviniendo como la risa se lo permitía. –Somos hermanas, ¿Qué tiene de malo? Preguntó sacándole la lengua a nuestro amigo.

-Nada, que ustedes se zarpaban en hermanas. Dijo carcajeando el pelicorto.

-Ya fue Gas. Dije una vez que dejamos de reírnos todos. -La secundaria fue la mejor etapa de nuestras vidas, daría lo que fuera por volver a ese momento. Y sin pensarlo mucho miré a Peter directamente, él se sorprendió ante ese inesperado contacto.

-Tal cual. Admitió Gastón reflexivo. -¿Ustedes chicos, donde estudiaron? Cuenten algo. Siguió el rubio invitando a Nico y Rocío a que se presenten.

-Bueno, yo estudié en Balcarce. Soy de ahí, y después de una infancia complicada pude ponerme las pilas y arrancar el estudio y por suerte terminarlo. Dijo Nico orgulloso de sus logros.

-Y después como si nada se hizo abogado. Bromeó Peter, y yo ya no podía quitarle los ojos de encima.

-Cuando vine acá, poco tiempo después la redacción de Peter me citó para un caso, y él era el principal involucrado. Siguió explicando Nicolás.

Vivir intentandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora