El día era gris y encajaba perfectamente con lo que estábamos viviendo. Lali estaba a unos metros recibiendo el cariño y los abrazos de decenas de personas, pero yo la conocía como nadie y sabía que estaba como en trance. Su mirada triste me partía el corazón y aunque deseaba que no viviera algo así, la vida a veces te da esos cachetazos que te acomodan y ponen frente a tus ojos las prioridades más claras que nunca.
-Peter, ¿podés ir con Lali? Quiero ir con mamá un rato. Me dijo Candela, la hermana menor de Lali. Su debilidad.
-Claro, Cande. Respondí sonriendo levemente. -Andá que yo me quedo con ella todo lo que haga falta. Cande me miró agradecida y se fue por el otro lado mientras yo me acercaba a mi novia.
-Mi amor. Dije dulcemente mientras tocaba brevemente su hombro haciendo que se girara para mirarme.
Lali cruzó miradas conmigo y el pecho se me encogió al ver su tristeza reflejada, por eso como un impulso la llevé contra mi cuerpo y la abracé lo más fuerte que pude.
-¿Qué puedo hacer por vos, chiquita? Quise saber mientras la seguía aferrando para contener cada parte suya.
-Quedate conmigo, no necesito otra cosa. Respondió en un hilo de voz y yo no dudé en quedarme con ella.
Cuando volvimos de despedir al padre de Lali, lo hicimos nosotros dos, Cande, su madre y Euge. Con la rubia compartíamos miradas de pena por lo que estaba pasando esa familia que queríamos tanto y nos quedamos ayudando para hacer más leve todo ese triste día.
-Pitt, yo me tengo que ir a ver a mi vieja, ¿vos te quedás con la peti? Me preguntó Euge y yo asentí. -Perfecto, le voy a dar un beso y después me contás cómo sigue todo.
-Dale amiga, andá tranquila que yo la cuido. Le aseguré y ella me sonrió dulcemente. Luego se fue a buscar a Lali y salió de la casa.
-La, ¿puedo? Pregunté y ella asintió levemente. -¿Querés comer algo?
-No, no tengo hambre. -¿Venís? Preguntó como una nena con su mano estirada, invitándome a recostarme a su lado. Yo me acerqué y la envolví en mis brazos mientras ella apoyaba su cabeza sobre mi pecho.
Largué un suspiro, quizás porque tenerla así era lo único que necesitaba y estaba ahora dándome realmente cuenta de eso.
-Gracias por quedarte. Rompió el silencio ella, pero con un tono de voz muy suave. Como no queriendo irrumpir ese instante de calma que nos rodeaba.
-Yo siempre voy a estar con vos. Le aseguré sin dudarlo.
-¿Siempre? Me preguntó con una leve sonrisa mientras se giraba sobre mi pecho para mirarme.
-Siempre. Reafirmé. -La, verte mal a vos no es algo que pueda tolerar, y si puedo evitarlo, de acá hasta que vos me lo permitas te voy a cuidar y acompañar en todo lo que necesites. Me sinceré mientras recorría con mis dedos sus mejillas todavía húmedas.
-¿Me lo prometés? Dijo con una sonrisa emocionada. Yo asentí y ella se acercó a besarme tiernamente. -Te amo. Tenerte hoy es lo único que me sostiene. Confesó mientras rozaba mi nariz con la suya. -Sos tan hermoso. Dijo para unir nuevamente nuestros labios y sellar ese pacto que estaba seguro jamás rompería.
Varios años pasaron desde esa promesa y notar que estaba tal vez más enamorado que en aquel momento me hacía sonreír instintivamente. Habíamos tenido que sufrir mucho, pero yo siempre confié en que nuestra historia no podía terminarse. Ni cuando ella tuvo que irse, ni nunca. Me negaba a aceptar un futuro sin Lali, mi amor, la que me hizo conocer la incondicionalidad y el necesitar hacer todo para evitarle el sufrimiento a alguien más. Por eso me dolió tanto saber que no había podido evitarlo, y que ella vivió un infierno del que yo no supe nada por tanto tiempo.
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Vivir intentando
FanficLa vida a veces te pone pruebas, los obstáculos siempre existen. Está en uno poder saltearlos, tomarlos como aprendizaje o mera pérdida. Ellos son quienes logran que nos levantemos de las peores situaciones o vivamos en una especie de limbo del que...