Cuando fue el día de volver a la escuela, yo me sentía demasiado nervioso.
Y realmente habían muchas cosas que influían en hacerme sentir así. La más importante de todas: vería a Finn otra vez, siendo ésta la primera ocasión después de haberme dado cuenta que estaba enamorado de él.
Aún me hacía falta pedirle una disculpa, a él y a los chicos, por haber dramatizado toda la situación el día que he comenzado a calificar como "el día de los retos suicidas"; seguramente los preocupé demás, y yo no quería hacerles pasar un mal rato.
Seguramente había arruinado parte de la confianza que había entre nosotros, y realmente quería arreglarlo.
Entré al salón, y como todos los lunes, compartía la primera hora con Wyatt y Chosen; realmente los veía a todos en diferentes clases durante ese día y el resto de la semana. Aún así me sorprendió verlos a ambos en sus sillas, charlando animadamente, ya que ellos siempre solían llegar tarde a la primera hora.
—Hola —los saludé con timidez cuando me senté en una banca cerca de la de ellos, interrumpiendo su conversación.
—¡Oh, hombre! —saludó mi amigo de piel morena sonriéndome—. ¿Cómo estás? ¿Te sientes mejor?
Oh, claro, ellos creyeron mi mentira de la enfermedad falsa por la cual no llegué el viernes.
—Mucho —aseguré con total honestidad—. En todos los sentidos.
—Nos alegra, Jack —me sonrió el de rulos.
—¿Y a qué se debe el milagro de verlos llegar temprano hoy? —bromeé.
—Queríamos verte cruzar la puerta —contestó Chosen—. Ya sabes, todos nos preocupamos por ti.
—Sobre eso... sé que los hice pasar un mal rato y lo siento mucho, yo--
—Descuida, Jack —me frenó Wyatt—. Ya pasó; no tienes que disculparte por nada, no has hecho nada malo, nos preocupamos porque te queremos, y no ha sido tu culpa enfermarte.
—Sí —concordó el otro—. Lo importante es que estás bien ahora, y que el grupo está completo otra vez.
Yo quise llorar ahí mismo por la alegría que me causaba saber que tenía amigos así, que me consideraban parte de ellos y que me hacían sentir especial. Los quería tanto.
—Gracias, chicos —fue todo lo que pude decir.
Para cuando el maestro entró y comenzó a dar la clase, yo ya me sentía mucho mejor, más tranquilo. Aunque los nervios seguían ahí, lo más difícil aún no había pasado: verle el rostro a Finn.
Desafortunadamente, el tiempo pasó volando, y yo no tuve oportunidad de tranquilizarme ni un momento; la hora del receso llegó más pronto de lo que imaginaba y yo iba caminando junto a Wyatt; Chosen salía de otra clase igual que el resto.
—¿Crees que ya estén ahí? —pregunté nervioso.
—Sí, muy seguramente sólo están esperándonos.
Y efectivamente así era, cuando Wyatt y yo cruzamos la cafetería y llegamos a nuestra mesa, el resto del grupo ya estaba reunido. Finn estaba de espaldas y por lo tanto no me había visto.
Hice más lentos mis pasos, sintiendo el corazón demasiado acelerado. Wyatt pareció notar eso, puesto que él también fue alentando su caminata para ir juntos a mi ritmo. Yo me detuve, nervioso, y él se detuvo conmigo. Se percató que mis ojos miraban la espalda de mi mejor amigo, y luego me tomó un hombro en un acto que buscaba ser reconfortate.
—Oye —me llamó sonriente—. Tranquilo; él se va a poner feliz.
Yo asentí, más calmado que antes, y juntos seguimos caminando. Yo respiré profundamente; cuando estuve lo suficientemente cerca, acerqué una mano temblorosa hasta el hombro del chico hasta tocarlo.
Finn se giró con rapidez y al verme puso una cara de sorpresa que me causó ternura.
—Hola —saludé bajito, sonriéndole.
Una de sus blancas manos rodeó mi muñeca y con firmeza me jaló hasta él sin lastimarme para que pudiera abrazarme; yo correspondí su gesto y recargué mi cabeza en su hombro, sonriendo de paz y amor. Lo quería tanto, tanto.
—Oh, Jack, te extrañé tanto y sólo fueron tres días —dijo dramático.
—Yo a ti —reí—. A todos.
—También nosotros, Jack, nos alegra que estés mejor —respondió Jeremy.
Estaba dispuesto a reiterar mis disculpas ahora con el resto de los chicos. Quería hablarlo para quitarme un peso de encima.
—Oh, mierda —bramó Sophia borrando el momento emotivo—. Esa vieja bruja dejó caer sus horribles canas verdes en mi puré.
—Wakala.
—Oigan, escuché que están armando un concurso de belleza para recolectar fondos para el baile de graduación —comentó Chosen.
—¿Qué? Falta mucho para la graduación.
—Lo sé, Soph, pero conoces a esta escuela, les gusta anticiparse a todo.
—Eso es verdad; creo que yo debería participar —mencionó Wyatt—. Los destruiría con mi belleza.
—Oh, joder sí —apoyó la pelirroja—. Todos deberíamos inscribirnos, somos los más hermosos de esta escuela.
Entonces todos comenzaron a reír con ganas y con mucha fuerza, incluso Finn aún sujetando mi muñeca comenzó a reírse con histeria.
—Sólo es una secundaria, y ya todos promueven esas mierdas de estereotipos —se rió la chica—. Gracias a Dios no han comenzado con una tontería como Miss Secundaria.
—Tú le ganarías a todas —opiné yo, uniéndome a la broma grupal.
—Carajo, eso es un hecho, sólo dejaré que mi cabello crezca al menos cinco centímetros más, que al parecer no alcanza con mis bubbies para que algunos dejen de confundirme con un chico.
Todos comenzamos a reír de nuevo, y el sonido de nuestras risas era genial; me olvidé entonces de la disculpa que tenía planeada porque me di cuenta que con esas personas no era necesario disculparme, que Chosen y Wyatt tenían razón al decir que no había hecho nada malo, porque todos tenemos nuestros malos momentos. Ellos eran mis amigos, e iban a entenderme siempre, no era necesario decir que lo sentía, porque lo único que a ellos necesitaban era saber que yo estaba bien.
Y vaya que con ellos sí que lo estaba.
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holaaa, lamento haberme tardado tanto tiempo en actualizar esta vaina, pero les juro que no tenía ni una pizca de inspiración, tuve que hacer un esfuerzo para lograr esto, espero que les guste. lxs amo.
