El camino de regreso a casa fue el más rápido de todos los que había tomado ese día.
Ni siquiera me di cuenta de cómo, pero en el momento más inesperado yo ya estaba frente a la puerta, con las manos sudando y el corazón latiéndome de miedo.
Giré el picaporte con mis extremidades temblando, y entré. Todo estaba en silencio, no se escuchaba nada dentro y eso me asustaba. Me asustaba mucho.
Avancé lo más sigiloso que pude, confiando plenamente en que mi madre estaría dormida, en su habitación. Pero justo cuando iba a cruzar el pasillo que conectaba la sala con la cocina para subir las escaleras e ir a mi cuarto, ella me llamó.
—¿Dónde estabas? —su voz sonaba ronca.
La localicé pronto, sentada en uno de los sillones en la sala, abrazando un cojín y viendo a la nada.
—S-salí —dije tartamudeando.
—Sí, ya lo noté —habló de nuevo, con sarcasmo y sin mirarme—. Te pregunté algo. ¿Dónde mierda estabas?
—Sólo fui a caminar un rato, mami.
—Ya te dije que no me gusta que salgas, y mucho menos que tardes tanto.
—Pero no tienes que preocuparte, no estaba solo y además--
Me detuve abruptamente al ser consciente de lo que había dicho. Esta vez ella sí que me miró; sus ojos lucían rojos. Tal vez había estado llorando, o drogándose de nuevo.
—¿Con quién estuviste? —me preguntó parándose del sofá y acercándose a mí.
Quise retroceder, correr a encerrarme. Jamás había sido bueno bajo presión, y el miedo siempre me paralizaba cuando se trataba de mi madre.
—Con Nia —le respondí sin pensar—. Acaba de regresar a la ciudad y yo simplemente quise saludarla un rato.
Su expresión pareció relajarse al igual que su cuerpo. Con lentitud se dio la vuelta y volvió a sentarse donde estaba.
—Dile que venga pronto, quisiera saludarla —me dijo—. Deberías darte cuenta de lo especial que es esa niña, andar con ella, Jack.
—Sabes que no me gusta.
—Y tampoco ninguna otra chica —dijo con dureza—. Como quieras, conoces las condiciones para seguir llamándote mi hijo, puedo tolerar que te guste el pene, pero nunca voy a aceptar verte con un chico, ¿oíste?
—Sí —contesté sumiso y triste de saber lo mucho que mi madre me repudiaba.
Todo por ser gay.
—Ya, largo —ordenó.
—Hasta mañana. Te amo, mami —no me quedé a esperar una respuesta que sabía nunca llegaría.
Siempre que le decía algo cariñoso sólo se soltaba a llorar. Y mientras subía las escaleras, escuché sus sollozos de nuevo. Una noche más.
Un nudo se formó en mi garganta, y al llegar a mi habitación cerré la puerta con seguro. Me recosté en mi cama, pensando.
Era increíble darme cuenta de lo infeliz y miserable que era mi vida. En la escuela era el niño invisible, y en mi casa el accidente.
A veces, la vida me dolía demasiado. Lo suficiente como para ser capaz de arrojarme de un puente. Ni siquiera sé si hice bien al volver a casa; bueno, al menos esta vez mi madre se había notado que no estaba, porque normalmente cada vez que salía aprovechaba a drogarse hasta perder la consciencia, o simplemente se la pasaba durmiendo o llorando.
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𝐒𝐄𝐑𝐄𝐍𝐃𝐈𝐏𝐈𝐀 ; fack ✦
Fanfic𝐒 | donde finn salva a jack en medio de su intento de suicidio.