32 ; bad notice ✦

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Sentía los brazos y las piernas dolerme; el corazón me latía a toda velocidad debido a la adrealina que había sentido. Abrí mis ojos, sólo para darme cuenta que estaba tirado en la acera de la calle, y que me había raspado las palmas de las manos tras el impacto que, contrario a lo que esperaba, sólo había sido por caer al suelo y no por haber sido atropellado.

El chirrido de las llantas al acelerar llegó hasta mis oídos, y aunque mi primer instinto fue girar para ver la placa o la marca de auto, no pude hacerlo debido a que mis ojos enfocaron la sangre corriendo por mis brazos de nuevo a través de los cortes que mi madre me había hecho.

Las lágrimas llenaron mis ojos, pero entonces recordé que Finn debía estar detrás mío mirándome. Pensé en la razón por la cual no había corrido a mi lado para abrazarme, pero atribuí el hecho a que muy seguramente estaría en un estado de shock o irrealismo igual al mío.

—Finn —lo llamé cuando pude ponerme de pie, pero él no contestó—. Finn.

La segunda vez que pronuncié su nombre, fui capaz incluso de darme vuelta para buscarlo y decirle que estaba bien, correr a sus brazos y besarlo. Pero habría dado mi alma entera justo en ese momento para no ver lo que estaba frente a mis ojos.

—¡Finn! —grité con todas mis fuerzas, comenzando a llorar de forma automática.

Él estaba tirado enmedio de la carretera, rodeado de un diminuto charco de sangre. Con las fuerzas que tenía, comencé a correr hasta donde estaba, y una vez a su lado me tiré junto a él.

—No —susurré y con las manos temblándome levanté su cabeza—. Finn...

Tenía unos cortes en la cara y de su nariz corría un leve rastro de sangre.

—Despiértate —ordené como si fuera a hacerlo—. ¡Finn, ya despiértate! —lágrimas mías cayeron en su rostro.

Apreté su cabeza contra mi pecho y comencé a llorar con fuerzas, mientras acariciaba sus suaves rizos oscuros.

—Tonto, Wolfhard, no tenías que salvarme, nunca tuviste que hacerlo —susurré—. ¡Ayuda! ¡Ayuda, por favor! —grité desesperado, deseando que alguien del vecindario saliera y me ayudara a llamar a una ambulancia ya que mi teléfono no servía más—. ¡Por favor, por favor!

—¿Jack? —escuché que la voz de una chica me hablaba.

Alcé la mirada y pude ver a quién pertenecía aquella voz. Si no hubiera estado tan desesperado, dolorido y asustado, probablemente me habría sentido sorprendido de volver a ver a Ellie Hiyar.

—Ellie —murmuré entre lágrimas—. Ayúdame.

Ella también se veía asustada, y rápidamente sacó su teléfono de su pequeño bolso para realizar una llamada. Mientras marcaba, pude notar que sus manos también temblaban. Pidió una ambulancia urgentemente, dio la dirección y las gracias, y luego se acercó a mi lado.

—¿Qué pasó? —me preguntó nerviosa sin saber qué hacer exactamente.

—Lo atropellaron —respondí sin poder dejar de sollozar—. Debí haber sido yo, no él. Es mi culpa.

—No digas eso; las desgracias pasan en cuestión de segundos y jamás con razones justas. Te aseguro que no ha sido culpa tuya —colocó una mano en mi hombro para que la mirara, y me sonrió.

Yo le dediqué una mirada de gratitud, pero a la vez demostrando que en esos momentos me sentía demasiado miserable para querer consuelo. Los siguientes minutos me la pasé acariciando la cabeza de mi novio, rogando para que él hiciera un movimiento que me indicara que estaba bien, pero Finn no se movió, y se puso aún más pálido de lo que ya era. La vida se le estaba escapando de las manos.

𝐒𝐄𝐑𝐄𝐍𝐃𝐈𝐏𝐈𝐀 ; fack ✦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora