Parte I, Capítulo IV: Mr. Midnight

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Pensaba que ella había sido su mejor creación

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Pensaba que ella había sido su mejor creación. Pensaba que la belleza pura había sido capturada por él. Pensaba que su trabajo buscando la belleza humana para hacerla eterna había terminado.

Hasta que apareció él.

Lo había investigado por completo. Desde su físico hasta sus antecedentes, Siendo por lo último lo que más le impactó.

El mundo es realmente pequeño pensó.

Ese maldito apellido que le atormentaba en sueños. Ese maldito apellido que le hacía recordar el color metálico de la sangre; Dulce a su mirada. Ese maldito apellido que lo sacaba de sus casillas: Jeon, Jeon, Jeon...

Rió con amargura, acariciando el sueve cabello rubio de la muñeca porcelana de tamaño real, De piel pálida y ojos vacíos de vidrio. La muñeca era extremadamente realista y vestía con un frío vestido rojo del color de la sangre. Se mantenía con una mirada triste y pensativa; con un collar de oro del que colgaba una bala ya oxidada debido al tiempo.

—Parece que ya debo reemplazarte, Lalisa. —Susurró el rubio besando la frente de la muñeca—. Pero, no desesperes. No serás olvidada, Siempre te mantendrás hermosa. Fuiste mi primer proyecto y mírate, eres hermosa, No te pongas triste, Mi linda hermanita.

Su vista se posó por unos segundos en el muñeco de porcelana que reposaba dentro de una vitrina de cristal con detalles de oro. Sonrió mostrando una colmillos afilados y se acercó. La piel del color de la canela se mantenía porcenalizada, Esos cabellos blancos mantenían suaves y aquellos ojos de vidrio también eran huecos y sin vida.  Unas pequeñas lágrimas quedaron fragmentadas en el rostro del chico y su expresión era melancólica.

—Tu chico sigue con la esperanza de encontrarte con vida. —Comentó acariciando la mejilla del chico de porcelana—. ¿Por qué siempre me miras así? Te hice hermoso y nunca me lo agradeciste.

El rubio tragó pesado.

—Preferías a mi otro yo, ¿Verdad? A esa creación inútil de los ojos azules hipnóticos. —Miró a Lalisa—. Ustedes lo preferían a él, ¿Verdad?

El silencio se hizo presente.

—Con Jungkook en su lugar, Esto no será tan monótono. ¡Él me lo agradecerá! ¡Lo sé! —Gritó—. ¡Los maldito Lalisa Manoban y Park ChanYeol!

De un puñetazo rompió el primer espejo que encontró, cubierto por una fina sábana blanca al igual que los treinta espejos que había en la habitación. La manta cayó al suelo junto unos trozos del espejo. El rubio de ojos marrones observó reflejado en el espejo supuestamente a él mismo, Pero la expresión burlona y los ojos azules hipnóticos reflejados en él hicieron descartar su idea.

—Linda rabieta. —Comentó el reflejo aplaudiendo—. Debiste ver tu cara gritando esa maldición con tanto odio, Me encantó.

—He tomado las píldoras, No deberías estar aquí. —Dijo el de ojos marrones.

𝟏. 𝑬𝒍 𝒖́𝒍𝒕𝒊𝒎𝒐 𝒗𝒂𝒍𝒔. ||Vkook/Taekook||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora