1940 (10 años después de El Último Vals)
Lalisa aprieta el martillo entre sus manos y golpea en su mesa, llamando la atención de los miembros de la corte. Todos están en silencio, observando hacia el mismo punto: El acusado.
O más bien, la acusada, pues su género era lo único que sabrían de ella eso y su edad. Tendría la edad de ellos hará diez años, tal vez menos. No importaba, lo intrigante era la pluma de un cuervo que se movía sola sobre un pergamino y aquella capucha que sólo dejaba ver la fracción de su boca.
—Te llaman la creadora, ¿no es así?
La pregunta fue de Jennie y su respuesta fue afirmativa, la encapuchada asintió con la cabeza. La pluma seguía escribiendo.
—Así que tú eres Dios. —Intuyó SeokJin, recibiendo como respuesta un encogimiento de hombros.
—Si no habla no llegaremos a nada, Lalisa. —Replica Jimin, cansado de las respuestas de la acusada.
—¿Qué se supone que debo responder, Jimin? —La acusada pregunta y el demonio pone los ojos en blanco.
—Respuestas lógicas, sabes muy bien porqué estás aquí y estás sentada en ese sitio. —Reprochó el rubio—. Habla de una vez sobre lo que sabes de las puertas y los portales en los espejos.
La acusada sonríe cínica. Lalisa da un golpe con el martillo para tomar la palabra.
—En serio que la situación no es casualidad, JiSoo descubrió que hay portales abiertos en espejos. O así les llamamos. Se oyen voces y algunas veces nuestros nombres. —Explicó la rubia—. Esos espejos nos dijeron donde encontrarte.
—Te encontramos en el Vestíbulo de una torre que siempre marca la misma hora. —Añadió Jennie—. En la torre habían puertas cerradas bajo candados de oro. Todas estaban marcadas por fechas.
—Sí, ¿Quién coño eres? —Cuestionó Jimin.
—Yo me pregunto más bien cómo lograron salir. —Dijo la acusada, tomando la pluma, el pergamino seguía garabateando letras.
—¿Qué? —Masculló Lalisa—. ¿Salir de dónde?
—¡Perdemos el tiempo! —Exclamó Jimin—. ¡Esta chica está loca, caso cerrado! Ya déjala donde la dejaste y vámonos.
—Déjala que se explique. —Pidió Jin, escuchando el bufido del rubio.
La acusada acarició la pluma con sus dedos y luego la tomó con una mano, usando la mano restante para bajar la capucha.
Ilústreme como usted quiera, humilde lector.
—Los portales de los que hablan son simples ventanas que conectan a otros mundos. No se ilusionen en entrar, sólo yo puedo ingresar a ellos.
—¿Mundos? —Susurró Lalisa.
—Alto. —Dijo Jennie alzando una de sus manos—. ¿Dices que hay otros mundos con versiones de nosotros distintas?
La chica asintió y movió en círculos la pluma para que de estas salieran unos hilos de colores que ilustraron en el techo unas ventanas.
—Ustedes son la ventana número uno, la original. Sus actos construyen a la segunda, a la tercera y a las siguientes. Hay versiones de ustedes, existe un Jimin que no es soberbio y adora a TaeHyung, existe también una Lalisa que es muy pegada a SeokJin, también existe una Jennie que jamás quedó embarazada pero era una criminal. Ustedes son los originales pero, todo tiene su copia... ¿No?
Entonces...
¿Qué hacen ustedes acusando a su creadora?
«Dios es una mujer» Exclamó la dama de negro antes de hacerse cenizas.
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𝟏. 𝑬𝒍 𝒖́𝒍𝒕𝒊𝒎𝒐 𝒗𝒂𝒍𝒔. ||Vkook/Taekook||
Fanfic1930 «Has visto demasiado...» Luego de ver cómo su familia fue asesinada, Jeon Jungkook a su edad de trece años fue llevado a un monótono psiquiátrico donde el trato hacia los pacientes es completamente malo y los castigos parecen basados del mismís...