Capítulo 4

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Los nervios hicieron que me costara abrir un simple picaporte.

Ni bien escuche la alarma en el campo de entrenamiento, Con Jaden largamos a correr por los pasillos de la base subterránea en busca de nuestras armas. Él necesitaba su espada que lo teletransportaba de un lugar a otro, lo que le daba una gran ventaja en el campo de batalla. Mientras que yo buscaba mi arco de mármol y mi carcaj de flechas infinitas, y también mi espada de fuego ¿Por qué no?

Entre desesperada a mi habitación. El arco estaba en su soporte y la espada sobre el mueble. Me saque la ropa que tenía por ropa de batalla. Eran unos pantalones militares, unas botas negras en las cuales podías guardar un arma pequeña que inmovilizaba a los enemigos durante un cierto periodo de tiempo, una remera negra ajustada y sobre ello el chaleco negro que protegía tu dorso; pero aun así no perdías agilidad a la hora del combate. Busque mi cinturón de armas donde tenía unas cuantas dagas, cada una de distinto tamaño y de diferente material. Deje un espacio al costado para poder guardar mi espada de hoja de fuego en la funda. Me coloque el carcaj de flechas y tome el arco antes de salir de mi habitación. Era el momento.

Cerré la puerta y comencé a correr buscando la salida, en el camino me encontré con Riley.

-¿Estas bien?- Pregunte mientras me detenía a verla.

Al igual que yo, estaba vestida con el uniforme reglamentario, pantalones militares, las botas y el chaleco de protección. En su cinturón de armas colgaban dos dagas de doble filo, una caja con estrellas de cinco puntas las cuales si te cortaban podían dejar veneno en tu piel que te enfermaba al instante. También tenía el látigo de electro enroscado en el mismo cinturón, y su espada de plata en la mano.

-Todo en orden- Dijo intranquila- ¿Qué hay de ti?

-Siempre se puede estar peor.-

-No seas negativa Edeline- Me regaño.

-Lo siento. Andando- Dije alentándola.

Cuando comenzamos a correr escuche que Jaden venía detrás.

-Riley debes atarte el cabello- Dijo Jaden corriendo a la par nuestra.

-No me gusta atarme el cabello- Se quejó.

-Pero no es cómodo al momento de luchar- Dijo Jaden.

-Luego lo atare- Dijo Riley.

Jaden tenía el mismo uniforme que nosotras. Solo cambiaban sus armas. No acostumbraba a usar el cinturón en la cintura, sino que lo utilizaba de manera cruzada desde el hombro hasta la cintura. Del mismo colgaban granadas de energía y un boomerang que si te tocaba dejaba una bomba en tu cuerpo. También tenía su espada en la mano y unos cuchillos en las botas.

La alarma no paraba de sonar y eso no ayudaba a calmarme.

Llegamos al salón principal donde otros evolucionados estaban listos para ir en busca de sus humanos. Me puse al lado de Riley y espere que la puerta se abriese, dando así paso al mundo real, donde todo se desmoronaba o estaba apunto seguramente.

-Quiero que se cuiden- Dijo Jaden- Y si algo pasa hablen por el sensor del chaleco ¿Si?-

Con Riley asentimos nerviosas.

A partir de ahora, seguíamos solos.

La puerta de hierro se abría y la luz del sol me obligó a cerrar los ojos por un instante. Luego de tanta luz artificial es normal que tus ojos se acostumbren un poco a las tinieblas.

El cielo todavía podía verse, pero no por mucho. A lo lejos se veían unos grandes nubarrones amenazantes, pero no de color grisáceo como suelen ser las tormentas naturales. Eran nubes azules, de un inquietante color azul eléctrico.

Note que algunos corrían por entre medio de los pastizales al Norte o al Sur. La base subterránea se encontraba alejada de la ciudad, estaba debajo de un descampado. Por ahora, tenía que dirigirme al Este; donde mantenía las esperanzas de que los Lesson estuviesen allí.

Comencé a correr lo más rápido que pude, pero los pastizales secos y amarillentos me llegaban a la cintura. A eso tenía que sumarle el hecho de que estaba cargada de armas por todos lados, lo cual también disminuía mi velocidad. Sin mencionar el hecho de que cada segundo contaba para poder llegar a tiempo a casa de los Lesson.

Sin presiones Edeline.

Recuerdo que una vez sugerí el que tuviéramos vehículos. Unas motos que funcionasen con energía constituida por átomos y fabricadas con tecnología avanzada no habrían venido nada mal. Me dijeron que las ruedas serian un problema. Ofrecí que levitasen por el aire, de ese modo sería mucho más simple. Casi me tiran de un edificio en llamas ese día. Como siempre, todo lo que digo u opino está mal para el resto.

Ahora, tenía que correr con más de 15 armas sobre mi cuerpo y con pastizales que se enredaban en mis tobillos y me hacían tropezar.

Y luego la loca soy yo.

Cuando pude salir finalmente del campo; me introduje en la ciudad. Note que todos se movían con total normalidad, pues nada extraño sucedía en sus comunes mundos. Mientras tanto, un grupo de chicos intentaba salvar lo que quedaba de la humanidad.

Unos cuantos adultos me miraron extrañados, pero siguieron su camino. De todas formas las armas parecían más bien de plástico a sus ojos, estaban tecnológicamente diseñadas así. No creo que a nadie le llame la atención una adolescente con armas de plástico.

Vi una cabellera roja moverse con velocidad a unos metros de mí. Llevaba el uniforme de la base y de inmediato supe quién era.

Heather.

Doble en una esquina para evitar cruzarme con ella. Le odio y ella a mí.

Corrí un poco más hasta que me detuve en una casa grande color celeste pálido. La casa de los Lesson.

Hice un poco de fuerza sobre la cerradura de la puerta y esta se rompió dejándome entrar sin previa invitación. Me sentí una maleducada.

Gian estaba en el living, sentado en el sofá con sus audífonos puestos y jugando en la consola. No había rastros de los demás.

Lentamente toque su hombro y el pequeño dio un salto por el susto.

-Edeline, me asustaste ¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste?- Pregunto el pequeño rubio de ojos verdes.

-No tengo tiempo Gian, ¿Dónde están tus hermanos?- Pregunte.

-Myles está arriba en su cuarto tocando la guitarra- Dijo señalando- ¿Para qué todas las armas? ¿Iras de cacería?

Muy bien. Dos Lesson aquí, faltaba uno.

-¿Y dónde está Ethan?-

-No está, se fue a lo de una amiga- Dijo Gian con tranquilidad- ¿Quieres jugar a los videojuegos conmigo?- Pregunto ofreciéndome otro control

Lleve mis manos a mi cabeza en señal de frustración. Tendría que ir a buscar al hermano mayor a la casa de su adorable amiga.

No me extraña que Ethan Lesson arruine mis planes. 


Les dejo una foto de Riley. Espero que les este gustando la novela :D

La Tormenta AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora