Capítulo 9

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Normalmente, uno acostumbra a despertar por los rayos de sol que se filtran por la ventana.

Pero aquí, en la base subterránea, jamás dará la luz del sol.

Desperté porque me dolía muchísimo la mejilla, allí donde Seth me había golpeado. Fue suficiente un simple roce de mi dedo índice para hacer una mueca de dolor. Sentía la zona hinchada y también caliente.

Me senté en la cama y refregué un poco mis ojos para luego dar un bostezo largo. Los Lesson a mi derecha dormían cada uno en su cama como si estuviesen de vacaciones.

Intentando hacer el menor ruido posible; me deshice de las sabanas que me mantenían apresada y puse los pies descalzos sobre el piso. Un escalofrió recorrió mi cuerpo.

Camine hasta el pequeño baño que teníamos en la habitación y me vi al espejo. Tenía una combinación de colores verde y morado bajo el ojo. Parecían pintadas a propósito.

Hice caso omiso al golpe. Ya estaba y solo el tiempo podría curarlo.

Abrí la ducha y espere un momento antes de que el agua caliente saliera por la regadera. Mientras esperaba fui quitándome de a poco las prendas de ropa que cubrían mi cuerpo. Hasta quedar sin nada.

Sentir el agua caliente correr por mi piel hizo que mis músculos se relajaran y los moretones que había conseguido ayer al luchar contra Cinthia se aliviaran un poco.

Pensé en Ethan. Como había visto a su amiga transformarse, saber que ella nunca más volvería a ser la misma y que había muerto de una manera horrible. Y no le había importado absolutamente en lo más mínimo. Supongo que no se puede esperar nada de un tipo que ni siquiera se preocupa por sus propios hermanos.

Termine de ducharme y envolví mi cuerpo mojado en una toalla. Seque un poco mi cabello oscuro y comencé a cepillarlo para evitar que se secara con todos los nudos que seguramente después serían imposibles de desatar.

También me aplique un poco de crema con antibiótico para la herida. Con un poco de suerte en unos días mi rostro volvería a la normalidad.

Cuando quise vestirme me di cuenta de un pequeño detalle: la ropa había quedado sobre mi cama.

Maldije por lo bajo y asegure bien mi toalla alrededor de mi cuerpo antes de entrar a la habitación para poder agarrar la ropa.

Abrí la puerta con sumo cuidado para que no rechinara. Los Lesson por suerte seguían durmiendo. En puntitas de pie e intentando hacer el menor ruido posible; camine hasta mi cama y tome la ropa entre mis manos.

Cuando pensé que había logrado mi cometido con total éxito. Di un resbalón el cual hizo que tirase una lámpara.

Deje caer la ropa al suelo y aferre mi toalla a mi cuerpo. De seguro los Lesson despertarían por el ruido y mejor que estuviese la ropa en el suelo a que la toalla se hubiese caído.

Gian permaneció inmóvil en su cama. Myles se rasco un poco la frente y se dio vuelta para seguir durmiendo. Pero Ethan comenzó a parpadear hasta que se sentó en su cama y al verme frunció el ceño.

Ayer yo lo había visto desnudo. Y ahora yo estaba desnuda frente a él. Bueno, no exactamente. La toalla cubría todo lo que tenía que cubrir. En cambio, yo si lo había visto exactamente como Dios lo trajo al mundo.

Espero que esto no se haga una costumbre.

-¿Edeline?- Pregunto Ethan.

Le hice un gesto para que no hablara tan alto. Ya era demasiado con que un Lesson me viera en esas condiciones. No soportaría a tres.

La Tormenta AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora