-¡Edeline ve un poco más despacio por favor!- Imploró Myles aferrándose con fuerza al cinturón de seguridad.
-¿Y perder más tiempo del pensado? ¡Ni hablar niños! Estoy completamente segura de que llegaremos tarde a la base y luego van a regañarme a mí-
-¿De qué base hablas Edeline? Pensé que íbamos a un centro de refugiados donde se encontraban mamá y papá- Dijo Myles mirándome con desconfianza desde el asiento del copiloto.
Mi lengua se trabo un poco antes de contestar.
-Claro. De eso mismo hablo. Solo que a veces tiendo a llamarle base porque... Así suena más... lindo- Dije sin apartar la vista de la carretera.
-Ajá- Soltó Myles no muy convencido por mi respuesta- Ethan tiene razón-
-¿Sobre qué?- Pregunté.
-Eres muy extraña-
-No me hables de tu hermano mayor Myles, que no quiero perder la poca cordura que me queda- Dije apretando el volante- De no ser por él y su típica irresponsabilidad ahora mismo podríamos estar yendo a la base a refugiarnos de todo. ¡Pero no! El señor Ethan Lesson tenía que jugar justamente hoy al chico malo que se escapa de casa. Quiero decir, mira el clima ¿A quién se le ocurre salir con semejante tormenta?-
-Ethan no le teme a las tormentas- Dijo Gian desde el asiento trasero.
-No interesa si le teme o no, lo que importa es que no está aquí-
Mire al cielo y supe que no llegaríamos ni con un milagro a la base subterránea a tiempo. Todo se había teñido de un ligero color azul marino que oscurecía el ambiente a pesar de lo temprano que era. Los truenos y relámpagos no tardaron en aparecer y con un poco de suerte, no caería granizo.
-¡Mierda!- Grite- ¡No vamos a llegar a tiempo!- Dije mientras apretaba el acelerador consciente de la imprudencia al volante que eso significaba- Dime que estamos cerca Myles-
-En la próxima debes doblar a la izquierda, es la casa de dos pisos- Señaló.
Un relámpago ilumino la cabina del auto y supe que el trueno sería muy ruidoso. Vi por el espejo retrovisor que Gian tapaba sus oídos con fuerza mientras cerraba sus ojos. El trueno me tomo por sorpresa y del susto casi choco el auto contra un poste de luz. Pero por suerte no hubo nada que lamentar.
-Es allí- Señalo Myles.
Abrí la puerta del auto y baje alerta a cualquier cosa.
-Quédense aquí y no salgan por nada del mundo- Ordené.
-Pero...-
-¡Dije que se queden aquí!- Grite y cerré de un portazo.
Camine por el pequeño jardín delantero. Estaba lleno de flores y arbustos muy bien cuidados. A la amiga de Ethan debía de gustarle mucho la jardinería para tener un jardín botánico frente a su casa.
Subí las escaleras y golpee la puerta con impaciencia. Los truenos en seco me ponían nerviosa y sentía el pulso acelerado.
Nadie contesto. Volví a tocar la puerta esta vez de manera violenta y brusca. Pero nadie daba señales de vida.
Sería la lotería si habían decidido irse a otro lado a pasear. En ese caso tendría que buscarlo por toda la ciudad y cuando volviese a la base me colgarían del primer árbol que viesen.
Golpee por última vez la puerta y esta vez grite el nombre de Ethan. Pero nadie dio señales de vida. Pegue la oreja a la puerta e intente agudizar el oído para ver si podía escuchar voces o algo que me indicara que había alguien dentro, pero solo había silencio absoluto.
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La Tormenta Azul
Teen Fiction"Voy a protegerte de todo, aunque tú quieras tirarme de un acantilado." . . . . . Todos los derechos reservados, Prohibida su copia o adaptacion Hermosa portada hecha por: Flor Andreis y Tobias Mateo