—No veo nada... — confieso acercándome tanto como puedo pero guardando mi distancia.
—Por supuesto que no, tienes que abrir la herida — indica.
—¿Qué? ¡Estás loco! No soy doctora ni nada parecido, no pienso abrirte la espalda para sacarte nada.
—Necesito que lo hagas, está martirizándome. Además, no te preocupes, no me dolerá.
—Simplemente no puedo... llamaré a un doctor para que lo haga.
—¡No! — el tipo brinca de la cama hasta mí y se me planta enfrente —. Nadie puede saber que estoy aquí.
—¿Y eso por qué? ¿Ocultas algo?
—¡Claramente!
Vaya cosa, esperaba que lo negara hasta que fuera inevitable.
—Escucha, en serio no puedo hacerlo — confieso a punto de caer en un ataque de nervios, pánico y ansiedad en uno solo —. Llamaré a un doctor, voy a pagarle bien, te juro que no dirá nada.
—Ja, sería estúpido confiar en que un humano no vaya a decir algo como esto — se señala como si fuera una maravilla del mundo recién descubierta.
—Anda ya.
—No, tú tienes que hacerlo, sé que eres capaz, seguramente has hecho cosas peores.
Por un momento intento visualizar las cosas peores que pude hacer en el pasado. Y nada se asemeja a esto.
—Bien... — cedo nada convencida.
—¿Tienes una navaja? — consulta.
—¿Alguna en particular?
—La más afilada.
A continuación estoy hincándome a un lado de la cama para extraer lo que guardo debajo.
—Creo que podríamos esperar más para esto... — Luzbel se encuentra a mi lado mirándome con picardía, y tardo un segundo en comprender su juego —. Pero no sería buena idea, es un terrible pecado meterse con una mortal.
—Idiota — mascullo y saco una caja de madera.
—Eso no tiene cara de navaja — analiza.
—Tú tienes cara de pendejo y no te he dicho nada.
—Interesante, no sé qué signifique "pendejo", supondré que es un insulto — menosprecia divertido.
—Supones bien.
Abro la caja observando las navajas que guardo dentro sin saber cuál elegir.
—Increíble — Luzbel toma una tornasol y la observa entre las manos como si nunca hubiera visto algo parecido.
—Cuidado, se abre sola — advierto intentando no reír, sin embargo fracaso y una sonrisa me traiciona.
El rubio rueda los ojos y sigue mirando el arma.
No sé qué hace, pero ésta se abre en sus manos y corta la palma de una.
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Luzbel
Paranormal|EN EDICIÓN| Es Halloween, la noche está por llegar. Te encuentras mirando al cielo y en medio del crepúsculo vislumbras que algo cae a la tierra. Tu curiosidad y una corazonada te llevan a averiguar qué es lo que perdiste de vista al llegar al bo...