Capítulo 6

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—¿Esto qué es? — Luzbel se ha pasado la última media hora preguntando qué es cada cosa que mira.

—Un bolígrafo.

—¿Y es para...?

—Escribir —tomo un cuaderno de la cama, le abro al azar y escribo su nombre.

—Genial... — piensa garabateando la hoja.

—Pareces un niño, te maravilla una pluma.

—¿Y esto qué es? — cuestiona soltando la pluma y abriendo un botecito de pintura

—¡No!

Muy tarde, se lo ha vaciado encima.

Escondo la cara entre las manos y mis labios se curvan hacia arriba.

Que desgracia.

Como el bebé de metro noventa que es voy a limpiar su desastre. Intento regresar la mayor parte de pintura de la playera regresándola a su frasco, y al cerrarlo lo guardo de vuelta en su lugar.

Le quito la playera cuidando que no se embarre en el camino y me pongo a juntar todo lo que peligra a manos de Luzbel.

—¿Qué es esto? — el rubio tiene un CD en la mano, lo mira atento buscando respuestas y posibles usos.

—Un disco.

—¿Para?

—Escuchar música.

Se pega el disco a la oreja y espera atento a oír algo, yo simplemente intento no burlarme de su inocencia.

—¿Escuchar música con esto? — inquiere luego de un largo momento sin tener éxito.

—Sí, aquí no tenemos a un ángel personal para que nos toque el arpa.

—Eres tan divertida — alardea sarcástico.

—Elige uno — pido señalando todos los discos que hay en la cama.

—¿Cómo sabré qué se va a escuchar?

—No lo sabrás, elige uno y descúbrelo.

—¿Quieres que oiga con los ojos?

—¿Qué?

—Este parece...
interesante — Luzbel elige un disco de entre el montón y me lo da.

Rosenrot, es bueno, aunque no sé si tus finos oídos se lleven bien con esta música...

Camino hasta el estéreo y lo enciendo, quizás Rammstein es algo demasiado pesado para empezar...

¿Qué puede pasar?

—¿Eso es música? — pregunta Luzbel con el ceño fruncido luego de los primeros segundos de canción.

—Sí, heavy metal.

—Ah, y tiene nombre.

—Ese es el género — repongo rodando los ojos.

Se pone de pie un tanto pensativo y no habla por largos segundos.

—¿Puedo pedirte algo? — averigua.

—Supongo que sí.

—¿Podrías llevarme al bosque donde me encontraste?

—¿Quieres que te lleve allí?

—Sí, necesito que lo hagas.

—¿Por?

—Hay algo que debo encontrar.

Luzbel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora