Entre los oscuros sueños un lejano y persistente sonido atrae la consciencia a mí.
No consigo saber cuánto tiempo tardo en despertar al fin, sin embargo, cuando logro abrir los ojos demoro otros segundos en identificar el timbre del teléfono.
Brinco de la cama y sigo el sonido directo al baño.
Busco entre la ropa desperdigada del suelo y lo encuentro en el bolsillo de los jeans.
Hay más de cinco llamadas perdidas de mi madre, y para cuando vuelve a marcar me aterra responder.
"—Hola, mamá, siento no haber respondido — contesto con voz ronca y seca.
—Que alivio que al fin contestas — piensa suspirando —. Aterricé hace quince minutos, voy de camino a casa, pasaré por tu hermana en el camino.
Siento que la sangre me abandona la cabeza y como ah no me sintiera lo suficientemente aletargada, estoy por caer de bruces.
—Entiendo... vuelve con cuidado.
—Te veré en una hora".
Corro fuera de nuevo e intento encontrar una solución rápida a todo el caos.
—¿Amanecer a mi lado ha dejado de ser tan maravilloso como antes acaso? — cuestiona el rubio recargándose en un codo.
—¿Qué voy a hacer contigo? — musito con el alma prendiendo de un hilo.
—Puedes empezar por admirarme y adular mi divinidad — ruedo los ojos y echarlo de casa deja de sonar mal un instante.
—No me refería a eso, mustio.
—¿Qué más querrías hacer conmigo? — inquiere enarcando una ceja —. Bien, no es necesario que lo respondas, no te culpo en realidad.
—¿Quieres callarte? No me dejas pensar.
Pese a que mi madre ha dejado claro que nos veremos dentro de una hora, no puedo evitar sentir que está a la vuelta de la esquina.
Voy al armario enseguida, cubro mis piernas desnudas con pantalones negros holgados, cambio la playera de manga corta por una sudadera del mismo color, y busco un par de tenis mientras siento que el cerebro comienza a entrar en funcionamiento recién.
—¿Te encuentras bien? — pregunta.
—Mi madre viene para acá — explico.
—Resulta que yo no tengo una, así que tendrás que explicarme cómo funciona eso de tenerla.
—Pues todo se resume en que, tú no puedes estar aquí.
—¿Me echas de tu cama?
—Me refiero a que no puedes pasar la noche aquí, en esta casa, y técnicamente jamás debiste siquiera entrar, pero, básicamente así funciona el tener una madre, no obstante, esto significa tenerme a mí como hija.
Sonríe antes de pararse de la cama, le dejo a solas en la habitación y bajo a inspeccionar el estado de la casa.
La mayor parte está en orden, en la sala mis amigos se han quedado dormidos, Kate y Jason juntos en un sofá, y Brian junto a Henry en otro.
Recojo las botellas y latas vacías de la mesa de centro y comienzo con la limpieza.
Mientras tanto no dejo de buscar una solución o excusa para el chico al que acogí en casa.
Por más que quiera echarlo y dejarlo a su suerte, no puedo hacerlo. Mi estúpido corazón noble se niega a negarle la ayuda al arrogante caído que en ocasiones parece no merecerla.

ESTÁS LEYENDO
Luzbel
Paranormal|EN EDICIÓN| Es Halloween, la noche está por llegar. Te encuentras mirando al cielo y en medio del crepúsculo vislumbras que algo cae a la tierra. Tu curiosidad y una corazonada te llevan a averiguar qué es lo que perdiste de vista al llegar al bo...