—No sé a qué te refieres... — aseguro asustada.
—Ellas solo se dejan tocar por manos conocidas... — titubea estupefacto —. Supongo que su desesperación por volver a mis manos la hizo verte como una buena opción.
Seguro es otra exageración suya.
—Sólo la tomé del suelo, no sabía que no debía hacerlo... — me excuso.
—Descuida, sólo resulta poco sorprendente, ella confía en ti de alguna manera.
—No lo entiendo... ¿no es sólo una espada? — cuestiono confusa.
Antes de que Luzbel pueda responder, Lux lo hace por sí misma y parece darme una descarga eléctrica.
Grito queriendo soltarla, pero mi mano parece adherida a ella.
—¡Lux! ¡Detente! — Luzbel se aproxima tomando el arma en mi lugar —. No seas descortés, acaba de sacarte de la tierra y le atacas.
No sé qué resulta más extraño, que una espada me haya dado toques, o que su dueño esté regañándola.
Siento que mi extremidad punza como si fuese un corazón palpitante.
—Me queda claro que no sólo es una espada — determino.
—No, no lo es — corrobora —. ¿Te encuentras bien?
—Sí, sólo siento que me han quemado una mano — opino quitándole importancia.
—Sí... en ocasiones es muy susceptible.
—¿Susceptible? No puedo entenderlo. Y no es una ofensa — agrego para la espada antes de que vaya a partirme en dos —. Pero mi cerebro humano no entiende como es que puede ser susceptible.
—De cierta manera es un ser viviente... no es que pueda morir, pero sí sentir y escuchar.
—Comprendo, es extraño, pero creo que lo comprendo.
—Podemos irnos — decide guardando la espada en una funda de piel.
—De acuerdo... — miro alrededor para decidir hacia donde ir.
—¿Estamos perdidos como ayer? — deduce.
—Puede — confieso torciendo una mueca mientras intento adivinar por donde marcharnos.
—Vamos, ¿lo tuyo es perderse? — reprocha cruzándose de brazos.
—Si te crees muy ubicado sácanos tú — le reto adoptando la misma postura que él.
—Para nada, sigo adaptándome.
Comienzo a caminar, sintiendo que mis piernas pesan kilos con todo el lodo y agua que tienen encima.
No ha sido tan difícil, hemos tardado muy poco y espero no demorar demasiado en salir del bosque.
Mientras andamos en busca de una salida, escucho risas y freno enseguida, veo hacia todas partes, pero antes de que pueda saber quién está riendo, Luzbel me abraza por la espalda y nos esconde detrás de un árbol.
—¿Qué haces? — interrogo en un susurro.
—Es el idiota al que le partí la cara hace un rato — informa igual de bajo.
—¿Chuc? — me asomo por un costado del tronco y veo tres chicos a lo lejos, no consigo distinguir quienes son, sólo puedo mirar tres manchas moviéndose —. No sé si sea él.
—Yo sí, lo veo — confirma asomándose también detrás de mí.
—¿Los miras desde aquí? Estamos a más de diez metros — apunto.
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Luzbel
Paranormal|EN EDICIÓN| Es Halloween, la noche está por llegar. Te encuentras mirando al cielo y en medio del crepúsculo vislumbras que algo cae a la tierra. Tu curiosidad y una corazonada te llevan a averiguar qué es lo que perdiste de vista al llegar al bo...