|Capitulo 4|

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Capítulo 4

Pase mi mano por mi frente limpiando las gotas de sudor. Tenía tanto calor y era tan insoportable que me quejaba constantemente. No me gustaba el calor, para nada, de hecho, y, aquel lunes, el mundo parearía estar ardiendo en una lava invisible que no veía pero que era molestosa.

Joder, parecía como si la capa de ozono se estuviese destruyendo. En ese momento pensé en el calentamiento global, en la atmosfera y en lo poco que cuidábamos el planeta.

Adela decía siempre que el calor era mental, pero, eso era una completa basura. Mental podían ser muchas cosas, pero definitivamente el calor no era una de ellas.

Suspiré con dramático. Y...

— ¿Que fue eso de allá dentro?

Pegue un salto por el susto cuando escuché aquella voz detrás de mí. Los libros que estaba guardando en mi casillero cayeron al suelo, al mismo tiempo que un chillido salía de mis labios. Un chillido de esos raros y defectuosos. Pero no fue por la caída de mis libros, fue por la potencia de la voz que escuché. Parpadeé unas cinco veces antes de girarme y efectivamente encontrarme con los ojos perezosos y cansados de Jason. Estaba de pie en una postura casual, su mochila colgada sobre uno de sus hombros y llevaba una lata de refresco en una de sus manos.

Quise abrir la boca solo para soltarle mi discurso sobre la coca cola matándolo lentamente en algún momento, pero suponía que no había mucha confianza para eso, ¿no?

Se veía tan jodidamente bien así, que me pareció irreal. ¿Cómo alguien podía verse tan bien solo sosteniendo una lata de refresco y con esa cara de culo? ¿Era acaso mi parte masoquista que me hacía ver cosas que no existían?

Se veía bien. Era demasiado guapo, y esos ojazos azules que se gastaba. Esa miraba tan intensa y penetrante. Me volvían completamente loca. Incluso de pronto sentí un calorcito inusual por todo mi cuerpo.

Relamí mis labios y por un segundo me imaginé un mundo paralelo donde mis manos tocaran su rostro con cuidado y detenimiento, su cara parecía bastante suave y su piel se veía limpia y fresca, como esa de los comerciales donde promocionaban las cremas para la cara. Lo miré de arriba abajo antes de tartamudear:

— ¿Q...Qué?

Me escuché patética. Debía hacer un cursito para dejar de parecer idiota frente a él. Jason rodó los ojos como hacía siempre con fastidio, como si toda yo le pareciera muy estúpida. Quizá si le parecía muy estúpida y para no hacerme sentir mal se lo guardaba. No sabía, Jason de hecho no parecía el tipo de persona que se sentía mal por algo.

Lo miré con detenimiento, él se pasó la lengua por los labios, después dio un paso hacia mí y repitió:

— ¿Que fue eso de allá dentro? —la voz que uso fue una de inescrutable. Como alguien que no tenía mucha paciencia para lidiar con mi falta de entendimiento. Y de repente de nuevo, recordé la noche anterior y a mi mente llegó la idea de que quizá, se sentía molesto todavía por eso. Chasquee la lengua, mi cara debió seguir siendo de confusión pura, porque en un tonito bastante molesto él agregó: —Alice, lo de literatura. ¿Por qué hiciste eso?

Entonces lo entendí. Era tan despistada que lo había olvidado, más que nada porque no pensé que él me hablaría por aquello, de hecho, pensé que no tendría ninguna reacción por parte suya. Como lo que sucedió en la fiesta de Owen, eso fue peor y él no vino por mí para preguntarme porque le había tirado encima mi bebida. No entendía que hacía allí entonces, eso era menos importante, al menos, eso era lo que yo creí. Mordí mi labio inferior de forma distraída, antes de agacharme a recoger mis libros.

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