|Capitulo 9|

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Capítulo 9

—Realmente no sé qué hago aquí, —se quejó la chica a mi lado. Tenía el cabello envuelto en un bonito moño alto. No llevaba casi nada de maquillaje y parecía ir muy borracha, hacía unos pocos minutos se me había acercado y no dejaba de parlotear, —Irina me dijo de la fiesta, creí que me vendría bien un aire diferente, pero estoy aburrida.

Alce las cejas como si estuviera muy sorprendida por lo que ella me estaba contando. Me di un trago de la cerveza que tenía en mis manos antes de darle un vistazo al lugar. La casa de Irina era gigante, habían acomodado los muebles para que no molestaran y había un montón de gente por todos lados. Yo me encontraba sentada en uno de los sillones de la esquina, Adela bailaba sensualmente con Rice en la pista, y mi única compañía parecía ser la chica que no conocía de nada pero que parecía buena gente.

En la tarde, cuando salí del instituto con Ayden, no espere que el sitio al que me llevaría fuese a una pequeña cabaña que tenía la familia de Adela cerca de un lago. Realmente había muchísima comida, cosa que me hizo feliz. Todo el rato nos la pasamos hablando en una esquina mirando el lago frente a nosotros y comiendo. Ayden me había contado muchas cosas de su estadía en Londres y me había pedido que igual le contara de mi vida aquí, de cómo iba avanzando y todo eso.

Al final, él solo me había llevado a casa para que me diera un baño, y antes de venir a dejarnos a Adela y a mí a la fiesta, nos ordenó no beber mucho, y que lo llamáramos si no sabíamos cómo volver. Según lo que nos dijo tenía una reunión importante con su papá en la empresa y eso le tomaría mucho tiempo.

Solté otro suspiré y me di otro trago de cerveza. Era la segunda de la noche, y no sentía que estuviera surgiendo efecto el alcohol en mi sistema. Sentí el cuerpo de alguien cayendo junto al mío, y cuando me giré para ver de quien se trataba, me encontré con una cara junto a la mía con una sonrisa de oreja a oreja.

—Saúl, —lo saludé sin muchas ganas. La verdad el tipo no me caía bien, se creía superior a todos, y no entendía como Owen podría considerar semejante bestia su mejor amigo. No hablaba casi nada con él, y agradecía que él no se metiera conmigo, por eso, no entendía qué hacía tan cerca de mi cara.

—Hola, ¿cómo estás? —él arrastró las palabras y me di cuenta de que había tomado demasiado, por lo ebrio que se veía y por él apestoso olor a alcohol que emanaba. Sentí el cuerpo de la chica a mi lado tensarse y como bufaba pero no le presté mucha atención.

— ¿Qué quieres? —le pregunté directamente al chico rubio frente a mí, —no tolero que tu cara esté tan cerca de la mía por más tiempo.

Él soltó una risa llena de gracia, y luego como si fuésemos grandes amigos, alzó su mano y tocó mi mejilla, la otra, no la de la marca. Pensé que tenía intenciones de acercarse para hacer algo indebido, pero él se acercó y muy cerca de mi cara, como si estuviese creando algún tipo de confidencialidad él dijo:

—Necesito que hagas algo por mí.

Arrugue la cara y me eché hacia atrás porque realmente no soportaba más su cercanía. Él relamió sus labios y de nuevo miró por encima de mi hombro, como si estuviera buscando a alguien.

—Estás borracho, Saúl, déjame tranquila.

—No, —él dijo con firmeza, movió la cabeza de un lado a otro, —tú no entiendes. Necesito que hagas algo por mí.

— ¿Qué es lo que quieres? —inquirí resignada. Él me sonrió como si fuese la mejor de las noticias mi pregunta y luego quitó su mano de mi cara para envolverla alrededor de mi muñeca y arrastrarme levantándome de golpe del sofá. Me resistí pero él condenado tenía bastante fuerza, — ¿qué haces?

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