|Capitulo 21|

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Capítulo 21

—Repite lo que dijiste.

Veamos. Estaba algo alocada y creí escuchar algo que quizá él nunca dijo, quizá por eso había pedido lo anterior. Jason me miró, y sonrió.

—Me gustó el beso. Y tú también me gustas.

Trague grueso, deje caer el cigarrillo de mis labios. Fue un acto tan tonto, y lo descubrí cuando el mismo cigarrillo cayó sobre la piel de mi muñeca, y por el caliente sentí como me quedaba.

Mierda.

Sin  poder evitarlo, solté un quejido de dolor, que alarmó a Jason porque de repente lo tenía analizando mi muñeca como si fuese algún doctor. Y que sus manos estuvieran sosteniendo las mías, me puso más nerviosa aún. Si eso era posible, claro.

—Carajo, —musité, mirando también la zona. Por suerte, el cigarrillo había seguido su curso normal, y había caído al suelo, solo se había quedado en mi piel unos segundos, por lo que, solo tenía una pequeña mancha roja y ardor. Alce la vista para ver a Jason, y este seguía inspeccionando, así que, añadí, —estoy bien.

— ¿Segura? —Cuestionó él, dudoso, me miró por unos breves segundos antes de volver la vista la zona roja de mi piel, —se está poniendo rojo. Quizá debamos buscar un poco de hielo...

—Jason... —lo interrumpí, y sin poder evitarlo solté una risa suave, y tranquila, —estoy bien, ya te dije.

Jason asintió, y se quedó mirándome. Le devolví la mirada
y de inmediato. Por un momento solo imaginé cosas sucias. Es decir, tenía unas manos grandes que podían hacer cualquier cosa por mí.

—Estás hermosa, —admitió él, después de un rato, haciendo que mi pobre corazón volviese a latir como un loco desquiciado. Trague saliva, y por primera vez no miré solo su cara, sino cómo iba vestido aquella noche. Llevaba a diferencia de Owen, un traje negro, y el cabello desordenado, aunque tuve la impresión de que él mismo lo había colocado así. Y debía decir que, se veía guapísimo. Y en ese momento fue evidente porque llevaba tanto tiempo muriéndome por él.

—Gracias. —musité, nerviosa aún.

Jason asintió, y como si no hubiese hecho que mi pobre corazón estuviese casi saliéndose de su sitio, siguió fumando de lo más casual. Y por un momento quise estar tan tranquila como lo estaba él. Jason se tiró hacia atrás con la vista clavada en el cielo.

Mientras lo veía, admirar las pequeñas estrellas que sobresalían, me repetí de nuevo sus palabras. Le había gustado el beso, y yo le gustaba. Todavía no terminaba de creérmelo, y creía que era algún tipo de broma, quizá por eso no había abundando mucho en el tema. Pero que casi me estaba haciendo pis en los pantalones de la emoción que tenía en todo mi cuerpo.

Esas fueron las palabras que siempre desee escuchar, y oírlas de verdad era como si escuchara un coro completo de ángeles.

El chico a mi lado, soltó un suspiro cargado de no sabía qué, y después me miró. Y por primera vez, su mirada se quedó en la marca de mi mejilla. Era la primera vez que él la miraba tan indiscretamente, y me sentí un poco cohibida. Que el chico que te gustaba estuviese viendo tú más grande inspección no era algo que sentía bonito.

Fue tanta la tensión que sentí en todo mi cuerpo, con su mirada clavada ahí, que me encogí en mi lugar e hice el intento de ponerme de pie para salir de allí, no soportando mucho más su mirada, pero, sorprendiéndome, Jason me detuvo tomándome por la muñeca.

Y de nuevo, fue una corriente bastante fuerte que me estaba tocando. Juro por Dios que una idea loca de besarlo pasó por mi mente.

—No la estaba mirando porque me parece fea, —aclaró de golpe, trague fuerte, y lo escuché hablar de nuevo, —de hecho, creo que es tan peculiar que es bonita.

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