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|Capitulo 22|

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Capítulo 22

—Estabas muy borracho, —solté riendo. Jason, a mi lado, negó con la cabeza, y se dio un largo trago de whisky antes de pasarme la botella, riéndome aún, agregué: —decías puras cosas sin sentido.

Después de aquel caluroso beso, Jason y yo nos habíamos alejado a regañadientes. Ninguno de los dos parecía querer regresar a la celebración, y lo único que encontramos en la camioneta de Jason para pasar el rato había sido una botella de whisky. Estaba hasta el fondo, lo que significaba que habíamos bebido demasiado, y que, el efecto del alcohol ya se estaba notando en nosotros.

Era evidente por las risas que lo dos soltábamos. Eran de ese tipo de rías lejanas, y sin preocupaciones que te salían sin quererlas, y me gustaba. Me gustaba el ambiente tan relajado y libre de nervios que habíamos creado. Aunque no podía negar que aún el caluroso beso que habíamos compartido, se seguía repitiendo una y otra vez en mi mente.

Me sentía como en una especie de nube. Volando, y volando, y solo sonriendo como la boba enamorada que era.

—No recuerdo nada, roja, —bufó Jason. Me di un trago del whisky y luego le pase la botella de nuevo, siguiendo con el pequeño juego. Miré a Jason por un largo rato y después, sin antelación o algo, me eché a reír con ganas, sosteniendo con fuerza mi estómago, Jason hundió las cejas aunque en sus labios se estaba formando una sonrisa lenta, —Roja. Deja de reírte que no es gracioso.

—Que sí, —insistí, me reí de nuevo, y cerré los ojos por un segundo, —debiste verte.

—Te juro que no es más gracioso que tú vestida de conejo, —esta vez fue su turno de burlarse de mí. Enserié el rostro, y Jason se rió tanto que fruncí las cejas.

—No menciones eso, —le advertí molesta de que estuviese cayendo tan bajo como para reírse de mí por eso, —te juro que...

—Ajá, ¿qué?

Miré en cámara lenta cómo se llevó hasta los labios la botella, y como bebió con tranquilidad mirándome aún. Sus labios húmedos se mojaron más con el líquido, y tuve que apartar la vista porque solo pensé en besarlo de nuevo.

—Te morderé, te lo juro, —amenace, y de nuevo, más fuerte esta vez, Jason se rió.

—Tengo demasiado miedo, —admitió él riendo, se echó un largo trago del whisky, y me tendió la botella, —debes de verte tan tenebrosa dando una mordida.

Rodé los ojos y me di un trago de nuevo. De inmediato, sentí como ese último causó una diferencia notable. Todo lo que estaba frente a mi dio una graciosa vuelta, que me hizo reír entre dientes, y me obligó a sostenerme la cabeza como si se fuese hacia algún lado.

—Me caes mal, Jason Rosarte, —lo acuse señalándolo con mi dedo, él me sonrió, y me mostró esos perfectos dientes blancos que poseía.

—Tú no me caes nada mal, Alice Grace, —esta vez, fue su turno de señalarme.

Me le quedé viendo por unos largos segundos, y solo pude babear mentalmente. Sí que era lindo. Y así, con ese aire desaliñado, se veía muchísimo mejor.

No sabía en qué momento se había quitado la parte de arriba del traje, y ahora solo llevaba la camisa blanca, y los pantalones de vestir. En algún momento se había quitado los zapatos también, y tenía el cabello todo revuelto por las veces que se había pasado la mano por el mismo, y por supuesto, a causa de mis curiosas manos mientras nos besábamos.