Capítulo 21.

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Madison.

Estoy en medio de una nebulosa llena de amor, única difícil de explicar.

Amaba cada momento que vivía.

Hace un año atrás estaba completamente destruida, no sólo físicamente sino también psíquica, venía de un total infierno que no se lo desearía a nadie en este mundo.
De algo estaba súper segura que de todo eso sí se puede salir, ninguna mujer debe pensar lo contrario, el hombre que golpea, humilla y maltrata no cambia esta científicamente confirmando que está en su naturaleza y no se puede revertir.
Estas últimas semanas he empezado a poner todo de mi con la ayuda de mis padres en forma una Fundación para resguardar a mujeres y niños que sufren violencia de género, estamos empezando pero se que haremos muchas cosas buenas para ayudar a todos lo que necesiten.

- ¿Lista hija? - la voz de mi papá me hace salir de mi mundo para observarlo.

- Ya estoy - confirmo tomando mi bolso.

Esta noche tenía una cena en la casa de los padres de Owen, su mamá había insistido tanto en hacerla que no me podía negar.

- Estas hermosa - acota papá dándome un beso en la frente.

Mi padre podía parecer la persona más fría e intimidante del mundo pero no era del todo cierto, con nosotros es todo lo contrario el mejor de este mundo.

- Gracias - contesto dándole un fuerte abrazo.

- Vamos que conociendo a Francesca no le gustará nada que llegues tarde - bromea guiandome hasta el garage de la casa.

- ¡Papá! - grita Adam corriendo antes que nos metamos en el garage.

- ¿Qué sucede, campeón? - le pregunta.

- ¿Puedo ir contigo y Maddie? - consulta juntando sus manos pidiéndole por favor.

- Yo te llevo pero no puedes quedarte en la casa de los Clayton - sentencia serio ya conociendo como es mi hermanito.

- ¡Pero Owen es mi amigo! - exclama ofendido.

- Adam - le advierte antes que hago uno de sus berrinches.

- Esta bien papá - suspira y sus intensos ojos grises se clavan en él. - ¿Puedes comprarme helado? - agrega.

- Otra vez con eso - nuestro padre rueda los ojos. - ¿Qué dijo mamá? - le consulta con sus brazos cruzados.

- ¡Oye, tu eres el jefe no debemos pedirle permiso a ella! - contesta cruzando sus brazos imitando la postura papá.

Este sonríe y niega divertido. - Soy el jefe en la empresa en la casa la jefa es tu madre - asegura riendo.

Suelto una risa por las palabras de mi padre y había que reconocer que tenía toda la razón del mundo, él podía ser el que mande en la empresa y a todo su personal pero en casa la que llevaba el mando es mamá, eso no se discutía.

Luego de hacerle entender a mi hermano que no se podría quedar conmigo por fin nos ponemos en marcha hasta la casa de Owen, que se encontraba casi al otro lado de la ciudad por lo que nos llevó más de media hora llegar hasta la casa de los Clayton.

Cuando aparcamos el auto, la figura de Owen sale de su casa y detrás suyo diviso a su madre con una gran sonrisa.

- Tres guardaespaldas y una camioneta quedarán a tu disposición - sentenció papá mirando por la ventana.

- Está bien - sólo contesté porque hasta que el bastardo de Dieter no este preso yo no podía estar en la calle tan libremente.

Podía sonar paranoica la situación pero me sentía segura sabiendo que tenía varios hombres atrás míos resguardando mi seguridad que no iban a dudar un segundo de impedir que ese maldito se acerque a mi lado.
Owen también tenía custodia aunque él no lo sabía, mi papá había tomado la decisión de cuidarlo.

Simplemente Ella (8°SAI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora