Capítulo 13.

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¡Maldito alcohol!

¡Maldita resaca!

No tenía ni fuerzas para moverme de mi cama y mucho menos ganas de abrir los ojos, estaba en un estado de depresión absoluta.

La extrañaba demasiado.

Me dijo que se irá un simple mes y ya llevaba más de dos meses lejos sin contestar mis llamadas o mensajes.

Realmente me sentía abandonado.

Anoche habíamos organizado una gran fiesta con los chicos para tratar de despejar mi mente pero mi dolor sólo me hacía tomar y tomar más tratando de olvidar todo pero al parecer el alcohol hace todo lo contrario cada vez la recordaba más y me sentía completamente peor.

Estoy completamente enamorado de ella.

¿Tan horrible es el amor?

Capas era mi faceta depresiva que me llevaba a pensar lo peor de todo.

¿Por qué no atendía mis llamadas?

- Owen, abre los ojos - escucho una voz suave a mi lado que hace que abra mis ojos.

¿Ella?

- ¿Eres real o estoy soñando? - pregunto observando esos ojos grises que me tiene cautivado.

- Soy real, Owen - contesta con una gran sonrisa.

- Madison - murmuro en shock.

- Creo que necesitas esto - declara pasandome una pastilla acompañado de un vaso de agua.

Sin quitar mis ojos de ella tomo lo que me da y sin perderme ningún detalle de su rostro, una estúpida sonrisa apareció en mi cara.

¿Por qué tiene que ser tan linda y amorosa?

- ¿Cuándo llegaste? - inquiero con curiosidad.

- Hace un par de horas, no había terminado de acomodar mis cosas que recibí el llamado de Alex contándome tu estado - contesta con su ceño fruncido.

¡Maldito Alexander!

Tenía vergüenza que me haya vista de esa forma, tan ebrio que no recuerdo como terminé la noche.

- ¿Por qué te fuiste tantos día? ¿por qué no contestabas mis llamadas? - pregunto como un tonto.

- Owen - murmura ella.

- Quiero la verdad Maddie, necesito saber que hice mal para que no respondas mis llamadas - declara con un dolor interno.

- Owen - suspira - porque no te das un baño y después hablamos de todo - me pide mirando hacia otro sector de mi habitación.

Frunzo mi ceño por sus palabras hasta que yo mismo me doy cuenta del olor que destila mi cuerpo por completo que hace que salté de la cama olvidando mi resaca para correr al baño y darme una buena ducha.

¡Que idiota!

Al siempre estar acostumbrado a estar sólo en mi habitación no me había dado cuenta del pequeño detalle que no traje nada para ponerme y que debía salir con una toalla envuelta en la cintura para ir hasta mi armario.

Estuve más de tres minutos meditando que hacer no quería darle la impresión a Maddie que todo esto lo hacia a propósito.

¿Qué demonios me sucedía?

Mi vida antes de ella era tan diferente que esto nunca me hubiera importado todo esto pero ahora todo cambió y me encantaba la forma radical en que se modificó mi vida, ya no iba y me acostaba con cualquier chica, ninguna me llamaba la atención, todas se habían vuelto insulsas y sin gracias.

Simplemente Ella (8°SAI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora