~POV Anaís
Otro día más el sol me obliga a abrir los ojos. Aquel rayo de sol que cada mañana visitaba mi cama y penetraba libremente mi piel sin mi consentimiento. No me queda otra opción que levantarme y prepararme para otro día de vida.
A mis 26 años de edad seguía sin acostumbrarme a madrugar. Desde mi cama podía apreciar las vistas de este pueblo escondido entre montañas que nadie conoce tampoco. A muy corta edad decidí vivir donde nadie pudiese molestarme, ni familia, ni nada. La poca familia que me importaba era mi madre, pero ella murió cuando yo cumplí los 19 años de edad y en ese entonces decidí que viviría mi vida lo mejor posible sola.
Rápidamente las horas del día pasan sin darme cuenta y ya eran cerca de las 7 de la tarde. Decido prepararme para salir con unas amigas del pueblo que conozco desde que llegue aquí. Si, escapé de mi anterior vida para no saber de nadie, pero por ello no quiere decir que soy una persona antisocial sin amigos.
Un vaquero negro, unas botas altas, un gran jersey junto con mi abrigo y una bufanda sería la ropa que me protegería de aquel frío día. He de decir que aquí el verano y el calor prácticamente no existen. Recojo mi bolso junto con las llaves de mi casa, mi móvil y las llaves de mi viejo coche y bajo la fila de escaleras que se encuentra frente a mi casa para llegar a mi principal medio de transporte.
...............
-¡Anaís! Pensábamos que nunca llegarías. Nunca entenderé porque aún vives en esa casa en medio de la nada si Tyra te ofreció una habitación en su casa. - Decía mi alegre amiga Beth. Nunca había tenido muchas amigas, y mucho menos he llegado a tener una conexión y un cariño con nadie que no fuesen Tyra y Beth.
-Pues tranquila que ya estoy aquí, no te tienes que preocupar por mi, ya sabes que amo mi casita en medio de la nada, como tu dices. Además, no me puedes comprar la libertad de mi casita con la libertad de una habitación. Pero ella ya sabe que se lo agradezco. - Le dije a mi amiga dándole un ligero codazo para molestarla. Ellas siempre insistían con el tema de vivir juntas, pero eso era algo que no llamaba mi atención, llevaba ya mucho tiempo viviendo sola como para cambiar ese habito.
-Por fin, ya creíamos que te habías perdido de camino a aquí. -Bromeaba mi exótica amiga Tyra, una morena con unos preciosos ojos claros - Vamos nenas, que es viernes y tenemos que pasarlo bien. - Decía Tyra mientras nos arrastraba por aquel Pub donde nos encontrábamos. Tyra era la más atrevida y loca de las tres, algo que compensaba conmigo ya que yo suelo cuidar más lo que hago.
Comenzó a tontear con unos chicos que había en la barra y finalmente nos invitaron a una copa. Odiaba conocer a gente de aquella forma, no iba conmigo. Creo que jamás llegas a conocer realmente a alguien con el que solo sales de fiesta.
Y entre risas y copas aquella tarde de viernes pasaba mientras nuestros cuerpos se calentaban gracias al alcohol y nuestras mejillas tomaban un color rojizo. Aquella sensación de felicidad y paz era lo único de necesitaba en aquel momento.
~POV Dante
-No entiendo porque este pueblo y no cualquier otro más cercano, amigo mío. - Le dije a mi amigo sentándome al final de la barra, donde nadie nos molestaría.
-Dante, paciencia, hace un par de años pasé por aquí y me enamoré de este pueblo, solo pensé que sería bueno pasar algo de tiempo relajándonos, y más sabiendo todo lo que nos espera de aquí en adelante. Además, si no recuerdo mal, tu familia tiene un castillo en la zona. Pensé que estaría bien acomodarse aquí por el momento, hasta que las cosas se calmen - Comentaba mi leal amigo Byron mientras alzaba un vaso con un liquido probablemente alcohólico. Yo simplemente imité su acción y pedí una copa también.
-Sabes que odio perder el tiempo. Cuanto antes se haga todo mejor, no quiero distracciones ni juegos de por medio. A mi padre no le gustaría saber que las cosas se hacen con tanta lentitud. - Terminé por decir a mi amigo. Él era mi mano derecha desde que tengo uso de razón, pero aún así, yo tenía que demostrar la posición de líder que desempeñaba.
Ruido y música inundaba aquel lugar. Los humanos eran simplemente molestos. Los odiaba a cada uno de ellos y si por mi fuese, acabaría con ellos sin pensarlo, pero aún los necesitaba. En todo el tiempo que pasé en la tierra pude comprobar que a veces los humanos podían llegar a ser tan crueles como yo y simplemente era interesante ver aquello.
La gente bailaba frenéticamente haciendo que ligeras gotas de sudor cayesen por sus frentes. Estúpidos humanos perdiendo la poca fuerza que tenían en aquella ridícula acción. Volví a mi copa que poco a poco me permitía ver el fondo del vaso cuando noté que a mi lado un cuerpo caía al suelo. Volví mi cara molesto para encontrarme a una joven tirada en el suelo. Estaba toda mojada de lo que suponía que sería una bebida y un hombre de gran musculatura se acercó a ella. Al parecer nadie más que yo se percató de la situación. El hombre agarró a la muchacha de mala manera por el brazo y la arrastró fuera del local. Yo sin dudarlo me levanté y seguí a aquel hombre. Aquel sadismo me interesaba, quería disfrutar de lo que fuese a pasar.
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Anticristo
RomanceEn un mundo lleno de brujas, fantasmas y todo tipo de criaturas imaginables vive Anaís, una chica ingenua al margen de todo ese inexistente mundo para muchos. Hasta que un día el destino hace que se tope con Dante, el mismísimo hijo del anticristo...