Capítulo 6

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~POV Anaís

A la mañana siguiente desperté con un dolor tremendo por todo el cuerpo. Haber dormido en el suelo no era algo a lo que estaba acostumbrada, pero sorprendentemente no pasé frío como esperaba, ya que una manta cubría mi cuerpo protegiéndolo del frío de aquel suelo de piedra. Todo parecía viejo y gastado, lleno de telarañas y con una sola silla de madera que estaba destrozada. Hice un gran esfuerzo y logré ponerme de pie, no sin antes tambalearme al sentirme mareada.

Decidí que usaría la silla para intentar salir por la ventana que había en lo alto de la pared de la habitación. Intentando hacer el menor ruido posible, pegué la silla a la pared y con cuidado ya que no parecía muy segura, me subí encima de ella. Logré acercarme a la ventana y pude ver cómo estaba en medio de la nada. Todo alrededor eran árboles, y por lo que pude ver, el sitio donde me encontraba estaba situado en lo alto de una colina. Levanté mis manos agarrándome como podía al marco de la ventana para poder impulsar mi cuerpo hacia arriba, pero nada salió según lo previsto ya que de un salto que hice para poder llegar a la ventana, la silla se destrozó, llevándome con ella al suelo de un golpe.

- ¿Qué ha sido ese ruido? - Logré escuchar unas voces que provenían de fuera y tras eso, podía notar como unos pasos se acercaban. La puerta se abrió y un hombre bastante joven entró. - ¿Qué estás haciendo? - Escaneo la situación.- Con que intentando escapar, por lo que veo. ¿Qué vas a hacer con ella al final? - Se dirigía a un hombre que se encontraba fuera pero que al dar unos pasos entró y se paró delante de mí. Era él. La única persona que conocía en este sitio, Dante.

- Desde hoy será mi sirvienta. Trabajará para mí y me tendrá que satisfacer para poder vivir. Yo lo veo un trato razonable. - Espera, ¿sirvienta? ¿Acaso es un rey o algo así? En qué época creía este chico que estábamos. Al parecer aquí están todos locos.

- ¿Y si me niego? No puedo quedarme aquí, la gente que conozco me buscará. Además, ¿qué es eso de ser tu sirvienta? ¿Quién se supone que eres? No sois nadie como para "comprar" a alguien.

- ¿Negarte? No es una opción. Te quedarás aquí quieras o no quieras. Mejor no des problemas porque no te conviene verme enfadado. - Dijo desafiante. - Byron, llévala a su habitación. - Le ordenó al chico con el que entró. Parecía joven y apuesto. De pronto comenzó a encenderse un cigarrillo,  y el humo inundó la habitación.- Esta noche a las 8:00 aprenderás todo lo que tendrás que hacer aquí en el castillo. Sé puntual, no tienes escusa para llegar tarde cuando no hay nada más que hacer. - Y Dante con paso lento se alejó de los dos y lo último que escuché fue una puerta cerrarse.

- Sigueme, te enseñaré la habitación en la que dormirás, no es la más lujosa que hay pero estoy seguro que es mucho mejor que esta. - El chico esperó a que yo le siguiera, y ambos caminamos por un gran pasillo. - Por cierto, soy Byron, un amigo de Dante, ya sabes, el chico de antes. Él es el... líder de este sitio y de la gente que hay aquí. Lo mejor que puedes hacer es seguir sus órdenes y no crear problemas. - Me decía el chico justo cuando llegamos a una habitación desconocida. Era grande y espaciosa. Era espectacular para mí, una gran cama que llegaba al techo en medio, una pequeña mesa redonda con sus correspondientes sillas y un armario, que no llegaré a usar dada la falta de ropa que había. Todo en tonos marrones. Tenía la sensación de haber viajado en el tiempo, los muebles eran tan medievales, aunque viéndoles a ellos y a su forma de comportarse no era nada de debería sorprenderme.

- Pareces una buena persona. Escucha, necesito irme de aquí, no puedo perder mi vida de este modo. ¿Cómo voy a ser la sirvienta de alguien? Es su realista. - Le decía a Byron con ojos de súplica.

- Lo siento. Una vez que entras aquí ya no tienes como salir. Bueno la hay pero no creo que esté en tus planes... morir. - Mi cara de descompuso ante aquellas palabras. - Créeme, Dante te a dado una muy buena oportunidad para vivir, y él no es de darlas, no puedes imaginar lo que otro que te hubiese comprado te había hecho. Sé que es duro pero debes aceptar tu nueva vida, porque nada va a cambiar. - Byron parecía estar dándome ánimos pero dada la situación nada me reconfortaba. - Te dejo explorando tu nueva habitación. Recuerda a las 8:00 estar en el comedor de abajo. - Y con una sonrisa se despidió de mí y cerró la puerta a su paso hacia el pasillo.

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Y así es como de un día para otro mi vida cambió por completo. No volvería a ver a mis amigas ni a la gente del pueblo ni a nadie que no formase parte de esto. Solo me quedaba hacerme a la idea de que debía sobrevivir, no quería morir aquí de una triste forma, por lo que me adaptaría a lo que hubiera por delante. Sería tonto por mi parte llorar o perder el tiempo pataleando cuando estaba en esa situación, mordería mi labio y viviría un día más, además ahora pensaba en las palabras de Byron. Tal vez mi vida fuera que aquí sería terrible si Dante no se hubiese pronunciado.

 Tal vez mi vida fuera que aquí sería terrible si Dante no se hubiese pronunciado

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