Capítulo 21

116 13 4
                                    


Anaís~POV

- ¿Realmente crees que ha sido una buena idea invitar a mi amiga? - Le pregunté a Dante una vez ya estábamos de vuelta en el coche.

- Pensé que después de tanto tiempo te apetecía pasar tiempo con ella. - Y claro que me apetecía pero no le veía seguro. Además como le voy a explicar la manera en la que vivo.

- Sé lo que estás pensando. Lo tendré todo listo para que no se hablen ciertos temas de conversación. Será una simple fiesta. Bueno según le he dicho a ella, una fiesta de disfraces medievales.

Dante me dejaba mas tranquila. Sabía cómo hacerlo. Me reconfortaba pensar que la ha invitado para que esté con ella. Eso es que confía plenamente en mi.

Al poco tiempo llegamos al castillo. Nos dimos un baño y nos metimos en la cama para descansar para mañana.


"Es importante encontrar al compañero adecuado. El vínculo quedará para siempre. Hasta tras la muerte el vínculo jamas se romperá. Será una unión mágica." - Leí en voz alta.

No sabía que una bruja necesitaba vincularse a otra persona para que sus poderes puedan florecer al máximo.

- Algo de eso he escuchado. Creo que tienes que vincular tu energía a la de otra persona para poder tener fuerza y aguantar la magia que utilizas. - Dante soltó una pequeña carcajada. - Hasta para usar su propia magia los brujos necesitan a otra persona. Que dependientes son siempre.

Yo le lancé una mirada y seguí leyendo hasta que mis ojos me fallaron y caí dormida.

...........................

- ¿Que es todo este ruido? - Desperté malhumorada al oír todo aquel ruido que venía de abajo. Me giré para abrazar a Dante pero no había nadie.

- Arriba dormilona. Que hoy hay muchas cosas que hacer. - Mi amado se acercó a mi y me levantó en sus brazos. Me llevó al cuarto de baño donde la bañera estaba llena con agua y unas flores y me quitó la ropa.

La temperatura del agua era perfecta. Cuando Dante me dejó para bañarme yo agarré su brazo.

- ¿No entras? - Le pregunté.

Dante~POV

- Como tu me pidas. - Mi ropa desapareció y ambos entramos en esa bañera que olía a todas las flores que sabia que le gustaban a Anaís.

Ella me dió la espalda y yo lavé su largo cabello. Su proximidad era deleitable. Al final yo era un hombre y no podía negar las ganas que tenía de hacerla mía en aquel mismo lugar.

- ¿Sobre qué hora empezará a llegar la gente? - Me preguntó sacándome de mis pensamientos.

- Sobre las 19:00 más o menos. He escrito a tu amiga y vendrá con alguien. - Le dije. Anaís tenía los ojos cerrados. Una ganas enormes me impulsaron a besar sus labios pero me frené sabiendo lo que podía pasar.

La abracé una vez su pelo ya no tenía espuma y acaricié su desnudo pecho. Su cuerpo perfecto se estremeció ante mi acción y oí un pequeño gemido salir de su boca. Éxtasis.

AnticristoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora