Capítulo 4

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~POV Anaís

Este chico parecía estar siempre a la defensiva. Pero había en él algo que me atraía y cuando eso pasa no me gusta echarme para atrás, además, hacía mucho tiempo que no sentía este interés por ningún chico. 

Cierto es, que no le había visto nunca por el pueblo antes.

- Sabes, me gustaría agradecerte tu ayuda del otro día. Realmente no hubiese podido salir de aquella situación si no hubieses intervenido. - Noté que no le gustaba que le agradeciera tanto, ya que parecía aburrido, pero quería decírselo. - No sé, nunca te había visto por el pueblo, si quieres puedo hacerte un día de guía.

- Ya te dije que no te ayudé porque quisiese, simple y sencillamente no podía soportar la mirada con la que te dirigiste a mí. Me hizo sentir incómodo, y eso es algo que no pasa muy a menudo. - Dejó de hablar unos segundos. - Debería irme. Lo más seguro es que no nos volvamos a ver ya que en unos días abandonaré el pueblo. - Decía mientras se dirigía hacia su coche. La puerta del coche se abrió y antes de introducirse en él gritó. - Tus agradecimientos no sirven de nada si no pagas un precio.

Y finalmente se metió en el coche. Yo aún me encontraba en medio de la pequeña carretera.

- ¿Cuál es tu nombre? - Grité para asegurarme de que me oyese desde su coche. La ventanilla del asiento delantero estaba bajada por lo que estaba segura de ello. - Necesito saberlo para poder pagar a alguien. - Noté como una sonrisa salió de sus labios. No me podía engañar. Necesitaba volver a verlo.

- Dante. Estoy seguro de que no lo olvidarás. - Así que Dante, nombre exótico que pega con su deleitable apariencia.

Y sin dejarme responder nada, arrancó el coche y desapareció por la carretera. Tenía razón, estoy segura de que no olvidaré aquel nombre.

............

~POV Dante

Los días pasaban, yo simplemente me encargaba de todo lo que necesitaría para despertar a mi padre y poder traerle de una vez por todas de vuelta, y así poder gobernar la tierra a nuestro antojo. Aquello no era tarea fácil.

Hoy sería un gran día. Tendría lugar una subasta en el castillo, y todos los nobles y potenciales aliados estarán presentes. Esta subasta no es una cualquiera, en ella subastábamos todo tipo de cosas, desde reliquias hasta todo tipo de seres, siendo esto último lo más codiciado ya que era un regalo de mi parte que todos querían.

Esta subasta surgió a raíz de la necesidad de mantener entretenidos a mis aliados. Quería agradecerles de cierta forma con un día donde todos se reunieran aquí y pasásemos una velada agradable mientras también se hablaba de negocios.

Yo solo me relajaba leyendo un libro en mi biblioteca cuando Byron entró con un taco de hojas.

- Dante, ya tengo todo listo para hoy. Creo que esta subasta superará todas las anteriores. Estoy seguro de ello. - Decía mi fiel amigo rematando unos papeles que había en mi escritorio. - He conseguido encontrar hijos de brujas, y ya sabes todo lo que las brujas nos han hecho. La gente pagará por la simple sed de venganza.

- ¿Cómo has conseguido encontrar descendientes de brujas? Siempre he oído que estaban bajo un hechizo que los ocultaba. Vaya amigo mío, cada vez me sorprendes más. - Le dije a mi amigo dándole una palmada de aprobación en el hombro. 

Ya solo quedaba preparar todo para aquella larga noche que me esperaba. Grandes mesas, montones de sillas, varios pianos y exquisita comida y vinos era lo que espera a mis invitados. Solo los más ocultos clanes podían llamarse mis nobles, cada clan de distinta parte del mundo, pero todos con el mismo fin, ver el mal dominar sobre el bien.

Cerca de las 22:00 la gente comenzó a llegar. Al encontrarse todos presentes, tomaron asiento y los murmuros comenzaron a intensificarse.

- Damas, caballeros. Sean bienvenidos a mi hogar. Hoy, como tantos otros años, quiero darles las gracias por el apoyo que recibo. Todo él será pagado de vuelta con más ganancia. - Y los aplausos de la gente comenzaron. - Por el momento, y como forma de agradecimiento, quiero comenzar un año más esta maravillosa noche, y con ella la subasta más esperada por todos ustedes. Espero que todo lo que hoy vean sea de su agrado. Que disfruten. - Y una vez terminado mi discurso la gente aplaudía y reía con ganas de que comenzase todo.

Yo tomé asiento en mi gran silla frente al lugar donde Byron, hoy presentaría y haría de subastador.

- Señoras, señores, comencemos. - Más gritos y aplausos hacían eco en aquella enorme estancia. La gente estaba emocionada. - En primer lugar tenemos aquí este precioso colgante, que perteneció a la mismísima María Antonieta. Bañado en oro de la mejor calidad e incontables diamantes tallados a mano. Dicen las malas lenguas que este colgante se encontró en el cuello de María Antonieta la noche de su muerte. Comenzaremos la subasta por 1.000.000 - Y los presentes desencadenaron una batalla por quién sería el dueño de aquel objeto.

La velada fue según lo planeado y objeto tras objeto llegamos a lo más esperado de la noche.

- Damas, caballeros, creo que no están preparados para lo que viene a continuación. Se trata de una descendiente directa de una bruja. Aquella bruja vivió hace poco entre nosotros, pero gracias a dios está muerta. Aquí está su descendencia, una vez vuestra, las formas de venganza son inimaginables.

Todo el mundo miraba con ojos brillantes y llenos de irá a la joven que dos hombres arrastraban al medio de aquel gran salón. Aquella niña era nada más ni nada menos que la humana que no dejaba de frustarme. ¿Cómo había llegado a esta situación? ¿Formaba parte de mi subasta?

AnticristoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora