Capítulo 3

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~POV Dante

Me arrepiento un poco de haber intervenido hace un momento. Hubiese sido divertido haber visto a aquella niña en esa situación, además sabía de sobra que iría a peor. Aquel hombre abusaría de ella y parablemente acabase herida o incluso muerta. Pero de repente aquella estúpida mirada apareció fugazmente en mi mente.

Aquella noche se había vuelto aburrida y simplemente decidí ir a descansar, necesitaba pensar en todo el trabajo que me quedaba por hacer.

...........

Una vez en el castillo, pocos después de llegar yo, apareció Byron con una mujer de unos 30 años y una niña que igual tendría unos 6 años. Ambas tenían los ojos tapados con una venda que les impedía vernos y cuando Byron las soltó, ambas cayeron de rodillas encima del frío suelo de mármol.

- Dante, estas son la mujer y la hija de Kith, ese bastardo traidor que escapó hace un mes, sabes de sobra que él se las ha estado intentando llevar con él. ¿Qué quieres hacer con ellas? - Decía mientras sujetaba a aquella mujer del cabello y ella solo sujetaba con fuerza a su hija. Débiles humanos, algo tan inútil como el amor les llevaba a este tipo de situaciones y debilidades.

Yo disfrutaba de mi exquisita copa de vino de más de 150 años en mi biblioteca, apreciando la tierna escena. Por culpa de su marido, ambas iban a morir. Eran daños colaterales, lo cuál siempre es necesario. 

- Mátalas a ambas. Así entenderá mi mensaje. Nadie escapa de mi y se sale con la suya. Jamás trates de engañar al anticristo porque a crueldad nadie le gana. - La mujer comenzó a gritar y a suplicar por su vida y la de su hija - Ah y no tengas piedad, quiero que sepa que ambas sufrieron por su culpa. Que ambas murieron por su culpa. Después puedes dejarlas en su casa. O lo que quede de ellas. - Byron entendió mi orden y solo escuché como los gritos de la mujer y los llantos de la niña se hacían más lejanos.

~POV Anaís

Pasaron semanas desde aquella horrible noche. Desde ese entonces no había vuelto a salir de noche, además viviendo sola tenía que ser aún más cuidadosa.

Hoy había ido al mercado para hacer unas compras. Desgraciadamente mi coche se encontraba en el taller y no me quedaba otra que caminar desde el pueblo hasta mi casa, y no era precisamente poco ya que una larga colina nos separaba. Me encontraba cargada de bolsas caminando cerca de una carretera algo descuidada que se encontraba cerca de un puente. Tengo que decir que el pueblo era para quedarse sin aliento, me encantaba toda la naturaleza que había y los pocos edificios modernos construidos allí. Todo eran bosques, pequeñas casas y tiendas familiares.

Eran cerca de las 6 y media cuando el sol empezó a ponerse. Siendo otoño poco a poco el día era más corto y la noche se adueñaba de todo. A poco más de 10 minutos estaba mi casa y con euforia por llegar no me percaté del obstáculo que tenía delante que me obligó a caer. Mi rodilla quemaba por el impacto del suelo y la sangre poco a poco comenzó a correr. Las palmas de mis manos también sufrieron ligeros arañazos con pequeñas piedras incrustadas que había en el camino que retiré con mi otra mano con cara de dolor. Al recomponerme me levanté para recoger mis bolsas que estaban tiradas por todo el suelo y parte de la pequeña carretera que se encontraba a mi lado.

Me dirigí hacia la última bolsa que tenía en el suelo cuando de repente un coche a gran velocidad se dirigía hacia mí. Todo fue tan rápido que solo pude ver cómo los faros de aquel coche se acercaban cada vez más a mi iluminándome, impidiendo que vea nada. Mi cuerpo solo reaccionó cayendo hacia el suelo del susto y abriendo los ojos para ver qué estaba viva. El coche había frenado. De él salió un hombre que se acercó a mí como si de un cordero me tratase.

-¿Otra vez tú? Parece que solo sabes meterte en problemas. ¿No recuerdas mi advertencia, o quieres que te lo repita? - Dijo aquel chico con aquellos ojos que no dejaban de rondar mi mente. Rápidamente me levanté y tomé mis cosas mientras su mirada me seguía.

- No estaba en ningún problema, simplemente me he despistado. Además no tengo porqué irme. ¿De qué es exactamente de lo que tengo que escapar?- Le pregunte al chico desafiante. No tenía razón por la que temerle, me había ayudado anteriormente, no parecía una mala persona, solo que algo me decía que no tenía muchos amigos. Su actitud.

- De mi. - Fue lo único que dijo, y soltó una risa. - Pareces demasiado ingenua para diferenciar entre lo bueno y lo malo. Eso solo va a llenar tu vida de sufrimiento. Además parece que tienes bastante mala suerte, ya es la segunda vez que te topas conmigo y créeme, eso no es buena señal.

- Yo no lo veo como mala suerte. - Me atreví a decirle. Esas palabras solo salieron disparadas de mi boca sin pensarlo, cosa que debería haber hecho. Pero era algo no que dejaba de pasar por mi mente, él.

~POV Dante

No sabía si esa chica era demasiado ingenua o simplemente estúpida. No sabía en qué se está metiendo. Me causaba cierta curiosidad aquella humana.

- Déjame decirte que no deberías confiar tan rápido en las personas, podría ser un asesino y tú sin saberlo. - Le dije sabiendo que realmente lo era, bueno, realmente era algo mucho peor que eso. Estaba expectante de ver como reaccionaba ante mis palabras. 

- No lo creo, no pareces ese tipo de personas. No veo ese lado tan malo de ti. - Definitivamente era estúpida. No sabía si me causaba gracias o molestia. Era interesante ver a una humana tan interesada en mí y que además no me tema. Pero supongo que eso cambiará cuando me conozca. Si llega a esta viva para ese entonces.

 Si llega a esta viva para ese entonces

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