Boda a la Mexicana

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El tan esperado día de la boda por fin llegó y en casa de Angie todos estaban vueltos locos, corriendo de un lado para otro.

La familia completa tenía que trasladarse a Cd. Juárez temprano, debido a que la unión civil se realizaría en esa ciudad, a las 11 de la mañana. Fue por ese motivo que todos salieron de "El Paso" a las 10:00 a.m. y llegaron al registro civil 40 minutos más tarde; en donde la novia, acompañada de su familia, ya los estaba esperando.

Una vez que se llevó a cabo la unión civil, los presentes se fueron a casa de otro de los tíos de Candy que vivía en Cd. Juárez; su nombre era Rogelio, pero todos le decían Roger. Él era un señor muy alegre y fiestero, al cual le encantaba bailar y divertirse. Cuando Candy y Jorge era adolescentes e iban a los bailes de esa ciudad, se quedaban a dormir en su casa para no cruzar la frontera en la madrugada.

Pero ese día en especial, Roger los había invitado a almorzar para celebrar el matrimonio civil de su sobrino y su casa iba a ser el punto de encuentro para todos los hermanos, quienes habían quedado de verse ahí, a las 12 del día. El tío de Candy había preparado unas carnes asadas para la ocasión y cuando todos llegaron del registro civil, él ya los estaba esperando con unas cervezas bien frías. Rogelio los recibió de manera muy efusiva, pues eran los primeros asistentes en llegar, y sin perder el tiempo, se acercó a Jorge y a su esposa para felicitarlos; algunos minutos después se aproximó a Candy, a quien tenía mucho tiempo de no ver.

Terry comenzó a inspeccionar detenidamente toda la casa y se dio cuenta de que el asador de carne estaba en el centro del jardín y que había varias mesas de plástico distribuidas alrededor de él; la música de banda sonaba a todo volumen desde una bocina ubicada en la esquina del patio y había varios cartones de cerveza apilados en el suelo, al lado de una enorme hielera. El castaño pensó que Roger era un hombre muy simpático, pues aparte de su complexión bajita y regordeta, él no dejaba de bailar, cerveza en mano, mientras asaba la carne.

Poco a poco fueron llegando los demás familiares de Candy; la mayoría provenía de diferentes partes de Estados Unidos y unos cuantos venían del centro de la República. Todos lucían realmente felices de estar reunidos de nuevo, en especial porque varios de ellos tenían mucho tiempo sin verse. La rubia se acercó a saludar a cada uno de sus tíos personalmente, pues aunque no había convivido de la misma forma con todos, sentía mucho cariño por ellos.

De repente, la joven sintió que se le hacía un hueco en el estómago cuando vio llegar a su madre con su esposo; ella no la había visto desde que murió su abuela y en aquella ocasión prácticamente la había corrido del funeral.

- Eres una hipócrita - Le gritó en frente de todos - ¿Cómo te atreves a llorar en su tumba después de lo mal que te portaste con ella? ¡Ingrata! – Expresó, con rencor, para luego pedirle que se fuera. Nadie se atrevió a defender a la agraviada, ni siquiera su propio padre, ya que en el fondo todos pensaban igual que Candy.

Rose Benson, como se hacía llamar la mamá de la rubia, también se sorprendió de verla en ese lugar, pues hasta donde tenía entendido, su primogénita no iba a estar presente en la boda de Jorge. Ella se sintió muy incómoda al estar en el mismo lugar que su hija, pues sabía de sobra que la joven le guardaba un rencor inmenso debido al abandono que sufrió cuando era muy pequeña.

- No sabía que habías invitado a mi mamá – Le murmuró Candy a su tía y Terry se sorprendió mucho al escuchar esas palabras. Lo cierto era que su novia no solía mencionar a sus padres y por lo tanto, él llegó a pensar que ella era huérfana.

- Yo no la invité, uno de tus tíos cometió la indiscreción de decirle que Jorge se iba a casar y que nos íbamos a reunir en casa de Roger; ella me preguntó y yo no pude mentirle. No creí que fuera a venir.

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