Adiós Annie

191 22 3
                                    

Al día siguiente, Candy salió del departamento del castaño a las 7 de la mañana. Ella no quería levantar sospechas con su novio, ni con su mejor amigo y por esa razón, decidió irse temprano a su casa, en lugar de esperar a que Terry se despertara, para despedirse de él.

Antes de partir, la joven le dejó una nota pegada en la puerta del baño.

> Hola guapo, te veías tan tierno dormido, que no quise despertarte. Te veo en el trabajo. Candy.

Cuando la rubia llegó a su departamento, se encontró con Stear, quien estaba desayunando en el comedor.

-Buenos días señorita, ¿se puede saber dónde pasó usted la noche? – Le preguntó su amigo.

- Ya te lo había dicho, me quedé en casa de una amiga. ¿Qué no viste el mensaje?

- Sí, lo vi, pero me sorprendí mucho cuando lo leí; no sabía que tenías amigas en Brooklyn.

- Es una vieja amiga de la infancia, las dos estudiamos juntas en Refugio y ella acaba de llegar a Manhattan hace un par de días. Ayer aproveche para ir a visitarla y nos quedamos platicando hasta tarde, por esa razón preferí quedarme a dormir en su casa – Le respondió Candy y ella misma se sorprendió de la velocidad con que su cerebro había inventado semejante mentira.

- Albert estaba muy preocupado por ti, me marcó varias veces durante la tarde. Creo que se calmó un poco cuando leyó tu mensaje, pero aun así deberías hablarle para decirle estás bien.

- Sí, no te preocupes, ahorita mismo le marco. Cambiando de tema, ¿dónde dejaste a Paty? Se me hace raro no verla aquí.

- Se fue temprano a su departamento. Se inscribió a un curso de cocina molecular y hoy empezaba con la primera clase; va a ir 4 horas diarias por una semana.

Un largo silencio se hizo presente entre los dos amigos y ambos se sintieron muy incómodos, ya que era la primera vez que algo así les pasaba.

– Candy, ¿te pasa algo? Te he visto muy rara durante las últimas semanas.

- No, no me pasa nada; de hecho estoy muy bien – Le contestó la rubia, fingiendo una sonrisa.

La joven se disculpó con su amigo y se fue a su habitación. En el fondo, ella empezaba a sentirse cansada de esa situación; empezaba a sentirse cansada de mentir: le mentía a Albert, le mentía a Stear, se mentía a ella misma y eso iba en contra de todos sus principios morales

- No puedo seguir así, este tipo de cosas siempre terminan mal – Murmuró para sí misma y por un momento recordó los consejos que alguna vez le había dado su abuela, acerca del amor, la honestidad y la fidelidad.

- Si me viera mi viejita, ya me hubiera dado unos buenos chanclazos – Candy comenzó a reír, sin poder parar, al imaginase esa escena.

De pronto, ella escuchó sonar su celular y descubrió que se trataba de un mensaje de Terry. Sin saber por qué, su corazón comenzó a acelerarse.

"¿Por qué no te quedaste conmigo? Esperaba que al menos desayunáramos juntos. Aunque no lo creas, ya te extraño. Te veo al rato".

Candy se dio cuenta de que no podía seguir negando lo que estaba sintiendo, ella se estaba enamorando de Terry y ni siquiera sabía cómo es que le había sucedido. El temor comenzó a apoderarse de la joven, ella sabía que debía tener mucho cuidado, de lo contrario, podía terminar como Annie.

La rubia le mando un mensaje a Albert y lo invitó a desayunar, ella estaba decidida a terminar esa relación, de una vez por todas. Es por esa razón, que le pediría que se vieran en un lugar público, así le sería más fácil mantenerse firme en su decisión.

Si no te hubiera conocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora