No puedo decirte adiós

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Terry se inquietó cuando no vio llegar a la rubia, había pasado ya media hora desde que la había dejado en los vestidores y ella no solía tardar tanto en llegar al restaurante. El castaño estaba a punto de ir a buscarla, cuando vio entrar al chef a la cocina. Su jefe les informó que Candy no trabajaría ese día, también le informó a Terry que se iba a quedar a cargo del restaurante, cosa que no le sorprendió en absoluto, ya que él siempre la cubría cuando ella descansaba.

Las horas se le pasaron eternas al joven cocinero, que no hacía más que pensar en cierta mujer pecosa que le había robado el aliento durante la noche. Al final del turno, vio llegar a Annie y pudo ver en su cara que ella estaba bastante molesta.

Annie esperaba pasar su cumpleaños con Terry, de hecho, el único motivo por el cual había hecho esa dichosa fiesta, era para poder compartir con él la velada. El último mes se había acercado más a Archie, con toda la mala intención de darle celos al castaño, pero para su mala suerte, no había obtenido el resultado esperado, al contrario sentía que su "amigo" estaba cada vez más distante con ella.

Esa noche, cuando Archie le dijo que Terry se había ido con Candy, no pudo evitar sentir que los celos se apoderaban de ella y salió corriendo del bar, con la esperanza de detenerlos; pero cuando salió a la calle, él ya no estaba ahí. La pelinegra trató de tranquilizarse pensando en lo mucho que Terry detestaba a la pecosa.

- Hola bebé, creo que me debes una disculpa...

- ¿Yo? ¿Por qué?

- Porque esperaba que al menos tuvieras la atención de despedirte de mí... por si no lo recuerdas, era mi cumpleaños – Le reclamó Annie, tratando de disimular su enojo.

- Discúlpame Ann, la verdad es que todo pasó de repente, tuve que llevar a Candy al hospital, porque se lastimó su mano durante la pelea. Después de que la dejé en su casa, me fui a dormir, estaba muy cansado.

Annie acarició discretamente su mano - ¿Por qué no salimos a dar la vuelta esta noche? Hace tiempo que no estamos juntos, además mañana es nuestro día libre.

Terry apartó rápidamente su mano - ¿Por qué no lo dejamos para otro día? Hoy tengo que llegar a mi casa – Respondió Terry con una sonrisa fingida.

Lo cierto era que él había pensado en ir a ver a Candy, saliendo del restaurante. El joven no había podido dejar de pensar en ella durante toda la tarde y justo antes de que Annie apareciera, estaba a punto de irle a pedir su número a Archie.

- Si me disculpas, todavía tengo muchas cosas que hacer aquí, nos vemos luego.

La pelinegra observó como el muchacho de alejaba de prisa y un mal presentimiento se hizo presente en su pecho.

Una vez que salió de la cocina, Terry corrió hasta los vestidores para alcanzar a Archie, él necesitaba conseguir el número de Candy, así tuviera que rogarle a su enemigo para conseguirlo. Cuando obtuvo lo que deseaba, le mandó un mensaje a la rubia para saber si podía ir a visitarla.

"Hola pecas, soy Terry... Solo me preguntaba si podía ir a visitarte, ya sabes, para ver cómo sigue tu mano. Espero tu respuesta."

Mientras tanto, en el departamento de Candy, Albert había llegado 10 minutos antes de la hora acordada y al entrar a la sala, percibió el aroma de la comida que Candy estaba terminando de preparar. Él supo al instante que su novia le había cocinado lasagna, su platillo favorito y se emocionó al saberse consentido por ella.

El rubio se acercó a la joven y le dio un beso en la frente, después le entregó la botella de vino que ella le había encargado media hora antes.

Si no te hubiera conocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora