¿Nueva vida?.

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Han pasado varios días y sigo aquí, estoy muerta de hambre y la verdad es que mi olor no es agradable.
Se escucha la puerta y entra el supuesto dueño.

—Amy espero que hayas reflexionado y cambiado de opinión lo mejor para ti es que te vayas con Eliott.—
Decía el dueño.

—No quiero irme con él.—

—No estarás mejor que con él, te lo aseguro.— Decía el dueño.

Salió de la habitación y entraron dos hombres altos y musculosos,diría que son los encapuchados que me trajeron aquí.

—Necesitamos una respuesta.— Decían al unísono.

—Mi respuesta es No.—

Los dos hombres se reían y sacaron una navaja del bolsillo.

Se acercaron a mi y empezaron a ponerla por mi cuerpo haciendo caricias.

Uno de ellos empezó a besarme el cuello.

—¿Que haces?¡Suéltame estúpido!.—

Hicieron caso omiso a lo que decía e iban cada vez más y más.
Pararon cuando alguien interrumpió.

—¿Se puede saber qué hacéis idiotas?.—

Era Eliott, se abalanzó sobre ellos y empezó a pegarles varios puñetazos y patadas en el estómago, y al revés, aquello era todo una guerra y yo estaba allí parada si poder hacer nada.

Al cabo de unos segundos se escucharon unos gritos, y el dueño entró con otros hombres y sacaron a los otros dos.

—Joven Eliott ¿Se encuentra bien?.— preguntó el dueño.

—Si, lárgate.— Decía Eliott muy frío.

Se levantó del suelo y se acercó a mí.

—¿Te das cuenta que no estas a salvo aquí?, cogeré tus cosas y nos iremos ahora mismo.— Decía Eliott con autoridad.

—No voy a ir contigo a ninguna parte.—

—Iras a donde yo quiera.— Me grito Eliott cerrando la puerta.

¿Pero que le pasa a este idiota? ¿De verdad cree que me iré con el? Esta soñando.

Entró él dueño del antro con una jeringa y se acercó a mi.

—Amy, Eliott es lo mejor que te podrá pasar,esto es por tu bien.— Decía el dueño mientras me pinchaba.

Mis párpados se caían hasta perder el conocimiento.

Desperté al cabo de unas horas,pero ya no me encontraba en la habitación de ese antro,si no en una muchísima mejor.

La habitación era grande, tenía un aire acondicionado, un baño con una gran bañera, una televisión de plasma,unos muebles perfectos y también había un teléfono....
Espera, ¡un teléfono!.
Salte de la cama y me dirigí a él, el único número que me sabía era el del orfanato a si que allí fue donde llame.

El número al que llama no existe.

¿Como que no existe? Claro que existe.
Lo intente varias veces más,pero no había suerte.
Así que decidí salir de la habitación.

Abrí la puerta y me encontré con un pasillo largo con más habitaciones, a lo lejos se veían unas escaleras, y bajé.

Me encontré con una sala de estar muy elegante y bonita, todo estaba muy bien ordenado.
La sala de estar comunicaba con la cocina, en la mesa había una bandeja con un plato lleno de bollerías con mantequilla, mermelada y crema de chocolate, acompañado de un vaso de zumo.
Realmente olía muy bien.

LA ELEGIDA © #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora