Reencuentro.

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Pasaron los meses y Hannah seguía aquí, su presencia cada vez era más insoportable.

Son las 4 de la tarde y aquí me encuentro en un sofá con palomitas viendo Riverdale.

Alguien se acerca e interrumpe mis pensamientos.

—Amy,Hannah y yo iremos al teatro,¿Te apetece venir?.— Decía Eliott.

—No, gracias.—

—¿Porque eres así?.— pregunta Eliott.

—¿Así como?.—

—Tan rancia.— Decía Eliott.

Le puse mala cara ante ese comentario.

—¿Entonces no quieres venir?.— pregunta Eliott.

—No.—

Al cabo de unos minutos,bajaba Hannah las escaleras,con un vestido blanco precioso.

—Que pena que no quieras acompañarnos.— Decía Hannah con Sarcasmo.

Ignore su comentario,salió junto a Eliott agarrada del brazo.

Ella solo me miraba, me miraba con esa sonrisa idiota de superioridad.

Mi día no fue el mejor de todos, estuve bastante aburrida y ayudando a Rosa con la casa.

Eran las 8 de la tarde y aún no habían regresado.

—Amy, voy a salir un momento al mercado, enseguida vuelvo.— Decía Rosa.

—Vale.—

Subí a mi habitación y oí como Rosa me llamaba desde abajo.

—Amy, tienes visita.— Decía Rosa saliendo de casa.

¿Visita? Seguro que ya han vuelto bufé.

Baje las escaleras, podía verse la sombra de alguien, la sombra de un hombre, lo vi de espaldas y no podía creerlo.

—¿Jason?.— dije sorprendida.

—¡Amy!—. Gritó Jason.

Se abalanzó sobre mí y me dio un fuerte abrazo.

—¿Que haces aquí?, ¿Como me has encontrado?.—

—Ya cumplí mis 18, además sabes que tengo mis contactos, sería imposible no encontrarte.— Decía Jason feliz.

No podía creer que Jason estuviese aquí conmigo, estaba extremadamente feliz.

Me abalancé sobre él y le di un beso.

El beso fue tierno, se inclinó hacia mi y siguió el beso con suavidad.

Cerramos los ojos y nos dejamos llevar, sentí que algo estallaba en mi pecho y que un extraño hormigueo recorría en el.

Nos separamos por falta de aire.

—Te quiero hasta el fin, hagas lo que hagas, estés donde estés, y pase lo que pase—. Decía Jason sonrojado.

No podía parar de sonreír tenía esa sonrisa tonta en la cara todo el tiempo.

Le guié a mi habitación.

Se lanzó sobre mí y empezó a besarme el cuello apasionadamente, hasta llegar a la comisura de mis labios.

Acariciaba mi pelo y cada parte de mi cuerpo.

Se acercó a quitarme cada uno de los botones de mi camisa, hasta dejarme en sujetador.

Volvió a besarme cada vez más apasionadamente.

LA ELEGIDA © #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora