LA ELEGIDA © #Wattys2019

Pruebas medicas.

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Me levanté, y me dirigí a la sala, todo estaba muy desordenado, vasos por el suelo, botellas...

Busqué a las chicas por todas partes pero no las encontré.

Entonces decidí marcharme a casa.

Llamé a un taxi.

Llegue a los 15 minutos. Rosa fue la que me recibió.

—Hola querida, ¿Que tal la despedida?.— Pregunta Rosa.

—¿Lo sabias?.— pregunté.

—Claro.— Decía sonriente.

Me dirigí a la cocina en busca de un desayuno, tenía bastante hambre.

Abrí uno de los mueble y cogí un par de magdalenas.

Tenía tanta hambre que no me había dado cuenta de que Eliott estaba en la mesa desayunando.

—Buenos días Amy.— Decía Eliott.

—Buenos días.—

—Se te ve muy feliz.— Decía Eliott mientras sorbía café.

—Si, lo estoy.—

—Me han dicho que ayer estuviste de despedida, espero que te portases bien.— Decía Eliott con una sonrisa pícara.

En ese momento recordé lo del boy.

—Amy, ¿En que piensas?.— pregunta Eliott.

—En nada.—

Salí de la cocina en busca de información sobre alguna de las chicas.

Fui a la habitación de Alis y la encontré ahí tirada en la cama.

—Alis, despierta.—

Ni se inmutaba de mi presencia, dormía como un bebé.

—¡Alis!.— Grité.

—¿Queeeee Amy?.—. Pregunta Alis.

—¿En serio os fuisteis sin mi?.—

—Amy, me va a explotar la cabeza.— Decía Alis.

—Normal, no paraste de beber, hasta que yo me fui con el chico.—

Escuchó la palabra "chico" y se levantó del tirón.

—Oh Dios mío, ¡Te acostaste con el!.— Gritó Alis agarrando mis manos entusiasmada.

—Baja la voz.—

—Quiero todos los detalles.— Decía Alis.

—No puedo darte todos los detalles, pero si te puedo decir que estuvo muy bien.— Dije sonriente.

—Que envidia, ¿Pudiste verle la cara?.— Pregunta Alis.

—No,se quitó la máscara por un momento pero estaba oscuro y después cuando desperté ya no estaba.—

—Jo vaya, pero podemos ir a la agencia donde alquilamos su servicio, quizás nos lo digan.— Decía Alis.

—Puede ser, pero bueno es mejor dejarlo así, el solo hacia su trabajo, y yo voy a casarme—.

—Tienes razón hay que prepararlo todo.— Decía Alis.

—Si, supongo, voy a cambiarme, huelo fatal.—

Salí de la habitación de Alis, me duché y me cambié.
Al cabo de unos minutos recibí una llamada de Alan.

Llamada entrante.