No te vayas.

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Al despertarme volvió a invadirme el aroma de Eliott.
Pero había otro olor más,espera, ¡huele a tortitas!.

Baje rápidamente las escaleras hasta llegar a la cocina, en la mesa había dos platos de tortitas, uno de ellos ya ocupado por Hannah.

—Buenos días marmota.— Decía Hannah.

—Buenos días,¿Donde está Eliott?.— pregunté.

—Tuvo que salir temprano.— Decía Hannah.

—Cosas de mafia supongo.—

—Eliott no es ningún mafioso, cuida tus palabras maleducada,ah, y Eliott me contó lo que hiciste a noche,por lo que veo desde que te compró Eliott ya te da igual venderte a cualquiera.— Decía Hannah.

Hice lo primero que se paso por mi mente y le di una bofetada.

A los segundos reaccionó y me la devolvió.

—Serás estúpida.—

Cogí el plato de tortitas y se lo tiré a la cara.

—Te vas a arrepentir Amy.— Decía Hannah.

Cogió su plato de tortitas y me lo tiró al igual que su café ardiendo.

Me levanté abrí la nevera y empecé a tirarle todo lo que encontré, hasta un plátano.

—Chicas cálmense.— Decía Rosa alterada.

Hicimos caso omiso.

—¡Parar ya!.— Decía una voz que venía de la sala.

Nos detuvimos al oír su voz.

Empecé a mirar la cocina y estaba horrible.

—Puedo explicarlo.—

—Ahora mismo van a cambiarse y bajan las dos.— Decía Eliott con autoridad.

Subimos las escaleras y se fue cada una a su respectiva habitación.
Me cambié y baje rápidamente, Hannah ya estaba abajo.

—Tranquila Amy ya le conté todo a Eliott.— Decía Hannah.

—Estoy decepcionado contigo Amy.— Decía Eliott.

—¿Decepcionado?, ya no hice nada, ella empezó.—

—Eso es mentira.— Decía Hannah llorando.

No quise insistir más, estaba claro que jamás iba a creerme a mi, ella es sangre de su sangre, yo no.
Me fui hacia mi habitación rápidamente.

—Espera Amy.— Decía Eliott.

Cerré la puerta, y me dispuse a pensar como salir de aquí.

—Rosa.— Grité.

—¿Que ocurre señorita Amy?.— pregunta Rosa.

—¿Sabes si hoy Eliott tiene alguna salida?.— pregunté.

—Salida no, pero a la tarde-noche tiene una reunión con dos hombres en su despacho.— Decía Rosa.

—Estupendo, Gracias Rosa.—

—De nada.— Decía Rosa saliendo de la habitación.

Genial, durante ese tiempo estará ocupado, es el momento perfecto.

Baje a su despacho, la puerta estaba cerrada, otro intento fallido.

—¿Que estas haciendo?.— pregunta Eliott.

LA ELEGIDA © #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora