Capítulo 2

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Salgo de la habitación y me encamino abajo, corro por las escaleras poniéndome un abrigo, hasta que veo a mis padres...

—¡Mamá!— Me mira —Me iré a dormir a la casa de Gabriela, vuelvo mañana luego de clases— Asiente — avísale a Rafa que no me vaya a buscar, los amo, adiós— Corro y salgo, cerrando la puerta en el proceso.

Subo al auto de Samuel, y lo miro, él arranca y dice —Y...¿A dónde vamos?

—¿A dónde quieres ir?— Me mira con los ojos iluminados.

—Quiero un helado.

—Que original— Se ríe y gira la cabeza mirando para un costado.

Mientras maneja colocó música, así el silencio se vuelve mas llevadero y podemos...evitar las incomodidades.

Minutos después llegamos a una heladería, así que bajo de el auto y ambos entramos al gran lugar abierto las 24hs.

Me acercó a la chica al igual que Samuel, la misma le sonríe.
Seguro esta coqueteando con él...

¡Esta coqueteando con él!

No me tendría que importar, ¿O si?, no.

—Buenas noches, dame dos conos, uno con vainilla y...menta granizada— Me mira esperando que diga mis gustos.

—Uno con...chocolate y fresa— Asiente y se va a preparar los helados, guiñandole un ojo a Samuel antes.

Él niega con la cabeza y nos vamos a sentar a una de las mesas que hay en el mismo lugar.

—¿Te gusta?— Pregunto fugaz, antes de arrepentirme.

—¿Qué?— Lo miró.

—Esa chica, parece atractiva— Le quito importancia moviendo mí mano —La del helado— Levanta la vista de sus manos y me mira casi con burla.

—No, por ahora no me gusta nadie preciosa, ¿Y a ti?— Niego.

En ese momento aparece la chica con los dos helados, hace entrega a él con una sonrisa y luego a mí con cara de pocos amigos, busca algo en su bolsillo y saca un pequeño papel, su número, pero la cara de Samuel en este momento es...lo mejor del mundo.

Muerdo mí lengua para no reírme y la chica se marcha, él me mira a mí y se ríe

—Puedes devolverle el número— Dice él riendo —O lo puedo quemar— Me río.

—Quemalo más tarde— Digo.

Termino de comer mí helado, tan ocupada en el paraíso que ni siquiera me di cuenta cuando Samuel se levanto y la chica se puso a hablar con él.

Él me mira en ese instante, y sé por su mirada qué necesita ayuda urgente, y aunque casi no lo conozco soy un ser de buen corazón asi que me paró y caminó hasta ellos dos.

—Mí amor, ¿Ya nos vamos?— La chica mira incrédula, Samuel asiente y agarra su chaqueta, aprovecho a agarrar él número que le dio la chica y voy hacia ella —Creo que no lo va a necesitar, suerte para la próxima, adiós— Sonrió y me doy la vuelta pensando por dentro que bien se sintió eso, me encamino hacia el auto y me vuelvo a subir.

—¿Qué hiciste?— Dice mirándome raro, abrochando su cinturón.

—Emm...nada, solo le devolví el número— Digo y miro para otro lado haciéndome la indiferente.

—Y eso ¿Por qué?— Dice sonriendo.

—Porque quise— Lo miro y le devuelvo la sonrisa.

Suelto una risita nerviosa y él lo nota, niega con la cabeza y enciende el auto.

Lo que ellos no saben © [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora