Capítulo 32

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-Tu... ¿Qué?- Digo ladeando la cabeza extrañada.

-Pensé cualquier respuesta menos esa- Dice aún en el piso con una rodilla sobre el suelo.

-Samuel...

(1 años después)

-¡Si quiero!- Digo tapando mí boca.

Hace un año atrás me propuso casamiento, le dije que no, al principio se enojó un poco pero luego lo aceptó.

Ahora... no puedo creer lo que hizo.

Me voy a casar.

¿Alguien entiende eso? Quiero pararme y gritar de alegría.

Agarra la silla uniendo sus labios con los míos en un tierno beso, luego pasa por mí mano pasando un anillo hermoso, juro que de no estar sentada me hubiese desmayado.

-Creo que me va a dar algo- Digo mirando mí mano.

Toda mi vida soñe con éste momento, y que fuera tal cuál, no rodeados de gente.
Ahora ya... estamos mejor, ya somos una relación seria.

Su madre tuvo un hermoso bebé hace unos meses, Diego es un niño precioso, y tiene una madre que lo ama, en eso nos diferenciamos...

Mi madre se harto de mí, de que no tengamos trato y se fue de la casa, básicamente dejo la casa a mí nombre y a mis manos, se fue sin decir a donde ni con quien, aunque ya sospeché de que se iría algún dia.

No me dolió, al contrario, ahora estoy mejor, vivo con Samuel ahí, aunque en estos momentos faltan dos días para que nos mudemos.

La casa es grande, más para dos personas, y no creo que tengamos tantos hijos como para poder tenerla, así que la vendimos, aunque al principio me dolió ya que toda mí vida viví ahi, luego se me pasó y comprendí que Samuel tenía razón.

Desde ese entonces seguí mí carrera por Internet, al igual que Samuel.
Quiero pensar que todo paso por algo, que mi madre se fue por algo mejor.

Luego de varias denuncias el padre de Samuel, fue condenado a 5 años de prisión por violencia de género y tráfico de drogas ilegales.

Si...

Su padre escondía pequeños paquetes por toda su casa, es horrible pensarlo, pero es así, las vendía a empresas más grande de tráfico, y de ahí venía todo su dinero.

Mi padre y su novia se casaron, y por ahora todo sigue igual, me llama y hablamos, a él tampoco le molesto que mamá se fuera de la casa, al principio se preocupó por dejarme sola, pero le dije que estaría con Samuel, empezó a transferirme dinero a una cuenta bancaria para poder pagar todo de la casa, y aunque tuve que despedir con todo el dolor del mundo a Rosa y Rafa, ellos entendieron ya que yo comencé a negarme de que mí padre me mande dinero, y comence a trabajar en un lugar de comida rápida mientras Samuel trabajaba arreglando autos en un mecánico, y eso no nos alcanzaba para poder pagarle sus sueldos de siempre.

Él seguía pasando plata, así que decidí mudarme, a un lugar mas cómodo ya que no había nadie más que yo y Samuel ahí viviendo, un nuevo lugar que me llenaría de recuerdos nuevos.

-

-Es hermoso estar aquí de vuelta- Digo suspirando, abrazándolo en el proceso.

-La verdad, sí- Sonríe -Lo extrañaba.

La casa está igual a cuando vinimos de viaje a éste pueblo.

Alguien se va a venir a vivir al lado de nosotros...

-¡Esperen!- Grita mí amiga a los señores de la mudanza -¡Eso va ahí!- Dice agarrando el puente de su nariz.

-Amor...calmate- Dice Austin, acariciando la mejilla de su novia.

-Pero...es qué...- Él eleva las cejas -Está bien- Dice volviendo a entrar.

Ellos también estaban dudosos, hasta qué les hablamos de la mudanza, Gabriela tuvo la maravillosa idea de venir a vivir a unas cuadras de mi casa, ahora ella está haciendo el trabajo de remodelar toda mí casa, le dije que no, pero insistió, lo bueno es que estamos cerca.

Por ahora solo queremos concentrarnos en nuestra carrera, y ver que pasará en el futuro.

Lo que ellos no saben © [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora