Capítulo 25

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—¡Dejame en paz!— Grito totalmente frustrada.

—Deja de gritar— Dice Maya disgustando su desayuno a base de frutas.

Mientas que yo, me sirvo con una sonrisa en un plato un panqueque gigante, que delicia.

Ahora abrí la heladera para ponerle de mí chocolate preferido pero adivinen que ¡No está! Ni hay.

—Te comiste mí chocolate— Digo agarrando el jarabe y sacudiendolo para ver si queda algo, el teléfono de mí casa comienza a sonar, camino hasta el mismo con el jarabe en la mano y atiendo.

—Hola— Digo.

—Hola preciosa— Sonrió —Necesito verte, creo que ya me acostumbré a estar contigo— Dice, mientras yo vuelco jarabe sobre mí desayuno.

—¿Hoy estás ocupado?— Pregunto sentándome en la mesa.

—No, ¿Quieres ir a tomar algo?

—Te iba a preguntar si querías venir a mí casa hoy en la tarde— Digo llevando un pedazo a mí boca, digustando este pacado lleno de calorías.

—Genial, entonces nos vemos hoy— Asiento aunque no me pueda ver.

—Si, nos vemos hoy amor— Respondo tragando.

—Adiós— Cuelgo el teléfono mientras Maya me mira intrigada desde la otra punta de la mesa.

Dejo el teléfono a mí lado.

—¿Con qué tienes novio?— La miro de mala gana.

—A ti no te importa— Digo mientras ella eleva sus hombros y se levanta poniendo su plato para lavar.

Se aleja y sube las escaleras, más le vale no estar en mí cuarto porque la asesino.

—Hija, no seas tan dura con Maya— Miro a mí padre sentarse con una humeante taza de café —Dentro de poco nos volvemos a Londres.

—No soy dura con ella— Digo —Ella es dura, pero de aquí— Doy golpecitos en mí cabeza con un dedo.

—Me dijo que no quieres prestarle tú habitación.

—Para algo está la habitación de invitados...para invitados— Digo —Aparte todavía no puedo creer que mamá les dejo quedarse.

—¿Qué paso con mamá?— Pregunta intrigado, yo niego.

—No quiero hablar de eso— Digo metiendo otro pedazo de panqueque a mí boca —Ah papá— Cambio de tema —Hoy en la tarde viene Samuel— Me mira por unos segundos que parecen años y sólo asiente.

No muy conforme con su respuesta me paro una vez termino mí desayuno y comienzo a subir las escaleras, avanzo hasta mí cuarto.

—¡Fuera!— Maya se levanta de mí cama y se va con las manos arriba como un asalto.

Me tiro en mí cama y minutos después escuchó la ducha.

Se que quizá, solo quizá soy dura con Maya, pero son mis cosas, mí cuarto, y mí chocolate...

Quizá parezco una niña de siete años enojada por su chocolate pero ¿Qué?, lo uso casi todas las mañanas y es como el café para algunas personas, no importa si me levanté con el pié derecho o izquierdo, lo importante es mí chocolate, eso definirá si mí día irá bien...o mal.

Si tuviera teléfono ahora estaría entrando en Instagram para mirar fotos de famosos súper guapos.

Me levanto cuando mí puerta se abre.

Aparece Maya toda mojada con una toalla cubriéndola.

—Emm...no tengo ropa, voy a entrar a tu clóset y ver su tienes algo...decente, gracias— Creo que comence a ponerme roja de la ira.

Hasta que huelo, empiezo a oler el aroma del shampoo.

Me acerco a mí clóset sin ver para adentro.

Aunque segundos después Maya sale y me pregunta.

—¿Dónde hay...bragas?— La miro.

—¿No te trajiste ropa de Londres? No te presentaré mis bragas, es antihigiénico.

—Porfavorr— Elevó los ojos mientras me acerco a mí cajón, abro y me olvide de sacar la lencería...

—Con que lencería, pensé que eras virgen.

—Toma— Le lanzo unas bragas con puntitos negros y un corpiño que no use nunca por la única razón de que no me gusta.

—Por casualidad...— Pregunto mientras vuelve a mí clóset —¿Usaste mí shampoo?

—Solo un poco— Me siento en mí cama esperando que aparezca con mí ropa.

En eso sale vistiendo una camisa de Jean atada a la barriga y unos Jeans elásticos negros que parecen de cuero.

—¿Es enserio?— Me mira mientras pregunto.

—¿Qué?

—Nada nada, ahora vete, sal de mí cuarto, shu shu— Hago un gesto con las manos para que se vaya y al final sale.

Empiezo a cambiarme para recibir a Samuel más tarde.
Pero como no tengo nada para hacer, tomaré una ducha y luego me cambiaré.

Me encaminó al baño y me desvisto, abro la ducha y me meto.

Dejo que el agua caliente me bañe mientras pienso.

La verdad es qué, aparte de todo esto, mí padre se irá, porque ya tiene otra vida, no sé si pensar que me enoja más que se vaya o la actitud de Maya, no sabe cuando parar esa chica, está constantemente agarrando mis cosas sin permiso o haciendo cosas que...no son agradables para nadie.

Ahora que más tarde llegará Samuel, la verdad es que me pregunto que pensarán mis padres al tener al chico con el que me escapé en su casa, sé que debe ser raro, pero lo amo.

Nunca estuve tan enamorada de alguien como de él, me enseño que es el amor, qué no importa cuán perfecta intentes ser, nadie es perfecto, que la vida puede darte amor si aprendes como vivirla, que es una y que hay que hacer de ella cada segundo un momento especial, como si fuera el último, y que nada es para siempre.

Agarro mí pote de Shampoo lo agitó pero no tiene nada.

Lo abro e intento volcar en mí mano pero nada sale de el.

Recuerdo que Maya uso mí Shampoo y me dan ganas de...¡Haa! Es que ya no se que hacer.

Busco un Shampoo pero el único que queda es el de mí madre.
Ahora voy a oler a señora por el resto de mis días.

Lo abro y comienzo a lavarme el pelo, para aclarar, mí shampoo es de frutos rojos y el de mí mamá es de unos aceites que no logró distinguir.

Una vez lo enjuago coloco acondicionador en las puntas, y luego de sacarlo con abundante agua salgo de la ducha envuelta en una toalla y me dirijo hacia mí cuarto.

Entro y busco que ponerme en el clóset, escojo unos jeans básicos y una blusa color mostaza con un dibujo en el medio que dice "All You Need Is Love" en grande.

Bajo las escaleras corriendo y en eso tocan el timbre, me aproximó a la puerta y abro.

Lo que ellos no saben © [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora