Epílogo

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(10 años después)

—¡Calvin!— Grito harta.

—Ya...ya va mamá— Se escuchan los disparos de sus juegos.

—¡Samuel ayudame, llegará tarde!

—Ya voy amor...— Subo las escaleras y abro la puerta.

Encuentro a ambos sentados en el piso jugando —Tu...mata a ese y yo ¡Calvin, que hiciste!— Grita mí marido tapando su cara.

—Intente matarlo papá— Me acerco aguantando la risa y me siento en la cama que está detrás de ellos.

—¿Qué están jugando?— Pregunto.

Samuel me mira y suelta un grito poco masculino, mira a Calvin que está pálido.

—Estábamos viendo...Peppa— Dice mí hijo.

—¿La cerdita?— Digo —Y en Peppa hay disparos...

—Ajá— Dice Samuel mirando a Calvin.

—Me toman el pelo— Digo —Ahora tú...— Señalo a mí hijo —Ve a prepararte y no olvides tu inhalador y...a ti— Señalo a mí esposo —Te apuesto 100 dólares a que no me ganas.

Lo miro unos segundos.

—Estoy listo— Dice.

—Yo quiero ver...— Veo entrar a Calvin.

—Ve a hacer lo que te dije— Digo.

—Si mamá— Dice mientras se va.

Sonrió y miro a Samuel quien esta tendiendome un joystick.

—Te voy a ganar— Aclaro.

—En tus sueños— Afirma mientras coloca iniciar.

—¡Eso es trampa!— Dice.

—100 dólares ahora cariño— Tiendo la mano.

—Cómo quieras— Dice buscando algo en su bolsillo y dándomelo.

—Necesito ir a ver que hace Calvin y Alexa...

Mí celular comienza a sonar marcando el número de Gabriela.

—¿Qué pasó?

—Vas a ser tía— Dice.

—¿Eh?

—Qué estoy embarazada Madison.

—Tu... ¿Tú?— Digo.

—¡Si! Dios— Dice.

—Escúchame, ya voy.

—Efectivamente...— Digo —Compramos como 6 y todas dieron positivo...

—Voy a ser mamá— Dice —Dios ahora te entiendo... bueno, yo hablaré con Austin— Asiento parándome.

(2 años después)

—Calvin, ya hablamos que no— Digo.

—Pero mamá— Dice —Quiero tomar solo un traguito, para probar.

—Dije que no— Eleva los ojos y se va.

—Daiana— Dice mí amiga —Ven con mamá hermosa— Sonríe mientras su bebé camina hacia sus brazos.

—Ma, ¿Papá dónde está?— Pregunta mí hija mirándome con sus ojos verdes.

—Con el tío, adentro— Asiente mientras se va.

Acarició el cabello de Daiana quien me sonríe dulcemente.

—Nunca crezcas...— Digo suspirando y viendo como Gabriela de va para dentro con ella.

—¿Cielo?— Dice Samuel mientras se acerca —Te llame para comer...¿Qué mirabas?— Dice mientras se sienta conmigo y pasa un brazo por mí espalda haciendo que coloque la cabeza sobre su hombro.

—Solo pensaba.

—¿En qué?

—En que no puedo creer que hoy se cumplen trece años desde que nos casamos— Digo —No pensé que el tiempo se pasara tan rápido, tampoco sabía lo que era amar a alguien de verdad hasta que te conocí, es enserio que no lo creo...

—Si te digo la verdad pensé que no te quedarías conmigo, por mí padre o no sé, siempre me dio miedo que te fueras.

—Jamás me hubiera ido.

—Era una posibilidad.

—Pero tenlo por seguro, jamás te hubiera dejado.

—¡Papá! ¡Dice el tío que dejen de hacer cochinadas y vengan!

—¡Ya vamos amor!

—Mejor vamos— Me paro.

Cuando entramos veo a mí amiga sentada en una punta con Daiana en brazos, me siento junto a Samuel en el lado izquierdo mientras Austin se sienta en frente y mis hijos uno en cada punta.

—¿Por qué tardaron tanto?— Pregunta Gabriela.

—Cielo...era medio obvio...— Mí hija le corta las palabras a Austin.

—¿Qué era medio obvio?— Dice.

—Veras... cuando dos personas se aman uno....

—¡Tío!— Dice Calvin —Qué asco.

—¿Y tú que sabes jovencito?— Digo y veo como lleva el vaso de agua a su boca.

—Ya tienen doce años...no son tontos Madison— Dice Samuel.

—Lo sé, pero hasta aquí del tema.

Eleva los hombros y se coloca un trozo de carne en la boca.

—Es natural— Dice mí amiga.

—Pero aún son niños— Le respondo.

—Son adolecentes, y mejor que no se enteren lo que hacíamos nosotros de adolecentes...— Dice mí marido.

—Samuel...— Digo sonriendo y negando con la cabeza.

—Otra vez a clases...— Dice Calvin tirando los ojos para atrás.

—Pero éstas vacaciones fueron lindas, aparte vas a hacer nuevos amigos aquí.

—Tengo miedo mamá— Acerco mí mano a su rostro y lo acaricio.

—Todos tenemos miedo, pero vas a ver que a todos les vas a caer bien.

—¿Y si no les caigo bien?

—Entonces ahí entro yo— Dice mí esposo —Agarras el puño y le das en la cara ¡Fua! Que hermoso...

—No lo arruines— Digo elevando los ojos.

—Pero fuera de chiste— Dice Samuel —Vas a ser un campeón.

—¿Cómo tú?— Pregunta mí hijo, haciendo transformar la cara de Samuel a ternura.

—Claro que si, y mejor, mucho mejor, vas a ser mil veces mejor que yo— Dice sonriendo.

En eso en timbre suena.

—Alexa, los auriculares cielo.

Se los quita.

—¿Eh?

—Sólo que la pasen bien, que no tengan miedo y que van a poder— Digo despeinadolo la cabeza de mi hijo y dándole un beso en la mejilla a mí hija.

Veo como bajan las escaleras para esperarnos abajo.

—Ahora que estamos a solas...

—Pervertido— Digo sonriendo y encendiendo el auto.

—Pero así y todo me adoras preciosa— Elevó los ojos.

—Sabes que si, pero no te aproveches.

—Lo sabía— Dice plantando un beso en mi mejilla —Yo también te amo...

Lo que ellos no saben © [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora