Cap 34. Luna de la Manada Dankworth.

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POV. Lena White Jakobsson.

- Solo íbamos de paso. - Dije rápidamente. En sus ojos pude leer la confusión, creían que necesitábamos ayuda, y para ellos entre más personas mucho mejor.

- No, entren, en unas cuadras más allá. Hay unos cuantos chupasangre que no son muy amistosos ni con los humanos ni con nosotros.-

- ¿Es tan obvio? - Pregunto Michael de mala gana.

- Anne tiene el mejor olfato. - Señalo a una chica con ojos grandes café claro. El chico era cabello oscuro y nariz pequeña, de piel clara y unas cuantas pecas.

- Pero en realidad es muy poco perceptible en esa esencia de humanos, ¿Verdad Ethan? - Contesto y el chico asintió. - Pasen hay comida, y seguramente quieran pasar la noche tranquilos. - Asentí en eso tenían razón.

- Sería muy amable de su parte. - Contesto Michael poniendo su brazo en mi hombro, y encaminándome dentro tras de Alex.

- *No te alejes de nosotros*. - Me habló por la conexión.

Nos guiaron entre las casas rodantes hacía un lugar que parecía más bien un almacén. Me asombro al ver unas hamacas al fondo y unas mesas plegables, en las hamacas la gente dormía. Al igual que en unas cuantas sillas plegables también. Enarque una ceja asombrada.

Es poco pero es lo que ofrecemos. - Me señalo una chica una cama plegable. Me tenido una manta y a los chicos también les señalo otra.

- Los hombres dormimos por allá. - Señalo una puerta de división. Tragué fuerte, pues no habíamos notado que el lugar y las camas, en realidad solo eran ocupados por chicas.

- Lo siento pero no podemos separarnos. - Se negó rápidamente Michael.

- Lo siento pero así dormimos todos aquí. Las parejas por lo general se marchan o aceptan dormir separados en la noche hasta que deciden que hacer luego. - Dice la chica, ella parecía de unos 27 o 28 años.

- ¿Esto siempre ha estado aquí? - Pregunte curiosa. Ella negó rápidamente.

- Nos movemos por el país en búsqueda de refugio. - Dijo rápidamente. - ¿Entonces? Es demasiado tarde para discutir cosas así. - Me pregunto y espero respuesta. Voltee a ver a ambos.

- Creo que estará bien si dormimos separados. - Dije viéndolos tranquila.

- No los conoces. - Se negó Alex.

- Creo estoy bien. - Les sonreí y tome la mano de ambos. - Vayan a dormir tranquilos yo los veré en la mañana. - Michael se soltó mucho antes que yo terminará de hablar y Alex solo asintió un poco molesto.

- No sabes lo que va hacernos Chris si se entera. - Negó de mala gana. Y yo puse rápidamente mi mano sobre su hombro.

- Has lo que te digo ve a dormir un rato, nos vemos temprano. - Este obedeció y se fue. Yo me acosté en donde la chica me indico aunque ella no había quitado de su rostro esa mirada de curiosidad, quería saber quién era yo, quien era Chris y por qué lo mataría si me dejaba sola.

A la mañana siguiente me desperté removiéndome un poco incomoda, sentía la mala sensación de que alguien estaba observándome. Pasee mí mirada alrededor y unas cuantas chicas estaban paradas frente a mí olfateándome con curiosidad.

- ¿Buenos Días? - Dije restregando mis ojos y bostezando con el ceño fruncido.

- Buenos Días. - Contesto la mayoría al unísono. Una de ellas tenía muchos tatuajes regados por sus brazos. Las mire extrañada.

- ¿Sucede algo? - Pregunte divertida me veían como un juguete raro en la feria que nadie podía conseguir.

- Quieren saber que eres, tienes una mezcla extraña de olor humano, y Alpha. Yo creo que eres una beta. - Contesto sonriente la chica que había escuchado ayer que era Anne.

Dulce Luna Mía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora