POV. Christoff Dominic Jakobsson.
¿Estaba arrepentido? Ni un poco. Mi mujer estaba dormida en cama. Porque ahora era completamente mía, demonios estaba extasiado. Era mejor de lo que esperaba, me había costado más de lo que pensé contenerme, no quería hacerle daño.
El nudo se había bajado hace una hora, y tardo mucho porque era la primera vez que anudaba a alguien, me alegraba que fuera ella. Fui a traer unos bocadillos que dejé en la camioneta y regrese. Olí un aroma salado en el aire, era el olor de sus lágrimas, fui corriendo a la habitación y ella estaba cubierta de pies a cabeza.
- ¿Por qué lloras? – Pregunte llegando a su lado, poniendo un refresco y los bocadillos en la cama.
- Acabo de tener sexo con un amigo que acabo de conocer y que está comprometido. – Lloró más fuerte, me sentía mal por no decirle aun. – Soy una zorra. – Dijo sintiéndose mal, porque yo podía sentirlo también. Mierda, no quería verla así, quería verla sobre mi sin ropa interior, pero hay cosas que aun debían esperar. Volteo a verme extrañada. - ¿Te diviertes? – Dijo viéndome mal, negué rápidamente.
- Yo no estoy comprometido. – Negué, ella paró de llorar. – En realidad solo te seguí el juego, si es cierto que nos preparamos mentalmente para posiblemente casarnos y amar a alguien que no conocemos, pero cuando hablaba de alguien me refería a ti. – Dije obvio sentándome a comer los bocadillos. Le ofrecí el refresco y ella lo tomó con incertidumbre y cubriéndose ese perfecto cuerpo que esconde.
- ¿Te referías a mí, porque...? – Pregunto curiosa.
- Porque eres mi mujer. – Digo obvio, esta soltó una pequeña carcajada. Y volteó a verme asustada cuando yo no reía.
- Discúlpame, pero yo no recuerdo haber salido, ser novios y que ahora seas mi marido. – Reí.
- En mi manada somos oficialmente esposos. – Digo tomándole la quijada y plantándole un beso que no se niega a darme.
- ¿Manada? – Pregunta anonadada. - ¿Cómo de leones? ¿Así es tu tribu? –
- Es mi manada y punto. – Digo obvio.
- Así que te crees descendiente de perros carnívoros o algo así. – Dijo abriendo los ojos asustada. "Acabo de tener mi primera vez con un tipo probable Psicópata psicodélico" La escuche decir en sus pensamientos.
- "Te escuche" – Dije en mi mente viéndola mal. Esta vio hacia el suelo. – Somos lobos. – Dije aclarándole el punto.
- ¿Entonces eres parte de una manada de personas que se creen descendientes de lobos? ¿Y que se comunican por telepatía? – Pregunta temblando nerviosa. Niego riendo.
- Claro que no... Cuando te digo que soy un lobo, es que cambio a lobo, en serio. Puedo transformarme. – Digo finalmente y esta traga fuerte. Sé que no sabe si creerme o no. - ¿Te lo demuestro? – Pregunto. Ella asiente, le pasó una de mis camisas para que se la ponga.
POV. Lena White.
Lo acabo de verlo transformarse en lobo frente a mis ojos. De pelaje Oscuro azulado totalmente parecido a su cabello humano y sus ojos aún eran azul verde como cuando es humano. Me acerco a él con un poco de miedo y este pasa su lengua por mi mano, y es más grande que mi mano. Es mucho más grande que yo, me triplica en tamaño. Le sonrío sin querer abrazándolo.
- Siempre quise tener un perro gigante. – Digo riendo. Este me gruñe y suelto una carcajada. De pronto baja el hocico demasiado para mi gusto, y me quedó de piedra mientras olfatea y lame mi vientre. – Oye. – Lo miró mal. – Dile no a la Zoofilia. – Digo entre risas, y sé que en su interior está riendo porque lo escucho en mi cabeza. Sigue lamiendo mi vientre y mi cuello. Luego se aleja un poco, escucho sus huesos crujir y regresa a su forma humana. Se acerca rápidamente a besarme. Besó al que le sigo la corriente, para que negar que besa de ensueño. La perfecta combinación entre ser un caballero y además de eso querer su lengua en otras partes de mi cuerpo. – Creo que necesito un baño. Me dejaste llena de baba. – Digo con una mueca de asco, riendo a la misma vez.
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Dulce Luna Mía ©
Hombres LoboChristoff Dominic esposo posesivo sobreprotector Jakobsson. Suerte o maldición la mía la de ser la esposa de este Alpha. Es perfecto en muchos sentidos, aunque los defectos de su carácter los soporto. A pesar de que el mundo se escuche más aterrad...