Capítulo 13

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Despierto y veo el reloj, son las nueve de la mañana. No recuerdo en que momento me quede dormido ni el momento en que mamá salió de mi habitación. Doy un fuerte suspiro, un nudo se forma en mi garganta al recordar las escenas de aquel día, vienen a mí como una lluvia repentina en un día nublado. Me asusto al verle dormir junto a mí. Es algo alucinante que aún esté en mi habitación a pesar de que soy consciente de que está muerto. Pienso que es una ilusión creada por no querer aceptar su perdida, pero no lo es. Estoy seguro de que es Aarón. Todo lo que pasó ayer fue real, está aquí por algún motivo. Voy al baño y entro a la ducha, cuando escucho que alguien entra, entonces dice:

—Y bien, ¿qué haremos hoy? —Es Aarón.

—Espera un segundo, estoy tomando una ducha —menciono y me apeno un poco.

Pero abre la cortina sin importarle y dice:

—Nunca te vi desnudo ahora que lo pienso, vaya sí que eres hermoso.

—¡Sal ahora Aarón!

El comienza a desvestirse y entra a la bañera, diciendo:

—También quiero tomar una ducha.

—Estas bromeando, pero si tu estas...

—Los fantasmas también debemos tomar una ducha de vez en cuando —me informa.

—¡Sal! —ordeno, pero hace caso omiso.

Se acerca lo suficiente para estar frente a mí, nuestros cuerpos se tocan un poco y lo observo a los ojos. Esos ojos claros que deslumbran y me muestran un poco de sus pensamientos.

—Quiero estar aquí contigo... —Su voz me hiere.

—Aarón no pudiste cumplir tu promesa. Nunca volviste, nunca lo harás.

Agacha la mirada y me sostiene de la mano, su calidez sigue ahí. Siempre pensé que un fantasma provocaba escalofríos, pero nunca imagine que podía irradiar tanto calor.

—Estoy aquí, no como quisiera, pero lo estoy. Nunca faltaría a una promesa que te he hecho. Te amo demasiado Marco.

Nuevamente se acerca demasiado a mí y aunque sé que no puede ser real, siento su cuerpo junto al mío. Sus manos recorren mi pecho lentamente bajando por el abdomen hasta llegar debajo del ombligo, entonces me aparto y digo:

—Esto es raro. —Tomo la toalla y me envuelvo con ella.

Aarón sigue con su cuerpo de fantasma desnudo dentro de la bañera. Sale detrás de mí, me detiene y nos besamos por unos segundos, se aparta mientras se lleva mi toalla consigo, sonrojado me vuelvo a cubrir pero en esta ocasión con mis manos.

—Esto no es gracioso, ni justo.

—¿Por qué? —pregunta.

—¡Bromeas! Primero te vas sin pensar en los demás y después haces esto.

Tomo otra de las toallas que están en el baño y envolviéndome de nuevo en ella salgo, entro a mi habitación y comienzo a buscar algo que ponerme. Cuando él entra está vestido nuevamente y dice:

—Perdón. No debí, a pesar de ser un fantasma sigo siendo un idiota.

Continúo buscando hasta encontrar algo que ponerme, entonces me visto y él me ve mientras lo hago, dice:

—¿Sabes que odio de todo esto?, que no puedo estar contigo. Se supone que tenía que volver y vivir todo lo que nos habíamos prometido, pero te he fallado.

—No me fallaste —le digo, se me revuelve el estómago—. Perdóname tu a mí, por hacer que volvieras, si no hubieras intentado regresar, aun estarías vivo.

LAS ESTRELLAS QUE CONTAMOS JUNTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora