Miércoles 04 de Septiembre (Veinte meses y un día desde la muerte de Aarón).
Recorro los pasillos del instituto, es demasiado temprano que los alumnos que merodean por ellos son contados. Veo a Raúl a unos diez metros, él me observa, no deja de hacerlo. Ninguno de los dos apartamos la mirada hacia el otro por unos segundos, hasta que yo volteo para mirar a Daniel que me llama, rápido volteo a verlo nuevamente y su mirada sigue puesta en mí. Entro a mi clase de francés, el profesor nos separa en equipos para hacer una dinámica: conversar con los otros compañeros. Abel que es un chico alto, un poco fornido y de piel blanca, se acerca a mí y me toma del cinturón jalándome hacia él para que conversemos, me sorprendo por un momento, pero seguimos con la dinámica. Más tarde cuando la clase finaliza y voy rumbo a la siguiente asignatura, Abel camina junto a mí y dice:
—Oye, Marco. Espera.
Me detengo y lo veo, fácilmente ha de medir uno ochenta. Espero a que recupere el aliento, al parecer ha corrido un poco para alcanzarme.
—Te he visto anteriormente en la escuela, aunque nunca me he atrevido a hablarte porque no suelo ser ese tipo de persona. Pero, ¿Quieres ir a tomar algo por la tarde?
Me quedo perplejo. Nadie en la escuela sabe sobre mi orientación sexual, entonces como lo sabía este chico. "No es que no me sienta bastante halagado", pero no es algo que busque por ahora.
—Abel. ¿A qué se debe tu invitación? —le miro a sus ojos oscuros.
—Bueno, pues te me haces bastante atractivo. —No estoy seguro de no sonrojarme en el momento que lo dice con tanta facilidad.
—¡Vaya! Sí que eres un chico muy directo. Me agrada. —Ambos sonreímos—. Pero no puedo el día de hoy, tengo que ir con unos familiares más tarde. —Y no es que fuera cierto, sino que simplemente no quería salir con alguien por ahora.
—Ok. Entiendo, pero podemos salir otro día si no te molesta.
—Claro —menciono mientras hago mi pelo hacia atrás como suelo hacerlo cuando me pongo nervioso.
—¿Qué te parece el sábado?, podemos ir al cine.
—Claro. ¿A qué hora? —En realidad no encuentro alguna excusa para no salir con él.
—Pásame tu número y nos ponemos de acuerdo por mensaje.
—De acuerdo. —Toma su móvil y escribe cada número que le dicto.
—Estamos en contacto, cuídate. —Nos estrechamos la mano y después se marcha.
Veinte meses después de la muerte de Aarón y nunca me había planteado el salir con alguien más, al menos por ahora. Pero después del beso de ayer me lo he preguntado bastante. Parece que he invocado a Raúl, porque no tarda ni un minuto en detenerse frente a mí.
—¿Te pidió tu número? —pregunta y no soy capaz de comprender el motivo de que lo haga.
—Tal vez —respondo y sonrío.
—No sabía que Abel fuera gay, no parece —menciona.
—¿Y yo sí? —Levanto una ceja hacia él.
—Claro que no, pero estoy realmente sorprendido por Abel. En serio, va en clase de mecánica conmigo y muchos dicen que está con una y otra chica —menciona.
—Igual no importa. Solo saldremos como amigos —digo y le vuelvo a sonreír.
Lo sé, esto de salir es un lío. Tratamos de buscar a la persona perfecta, sin saber que no existe, pero tampoco nos decidimos en dejar una relación sin futuro. Es bastante complejo y yo sin mucha experiencia.
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LAS ESTRELLAS QUE CONTAMOS JUNTOS
RomanceMarco es un joven bastante responsable y comprometido que acaba de entrar a la universidad, él tiene un enorme lío con sus sentimientos e identidad. Pero no es hasta conocer a Aarón, otro estudiante que llama su atención desde el primer día de clase...